Juicio por quemar dos Vitrasa: la Policía llegó a los acusados por un ticket, una llamada y las redes
Tribunales
Los investigadores de los incendios en dos Vitrasa declararon ayer en la primera sesión del juicio contra una conductora y su pareja, que se enfrentan a 20 y 10 años de cárcel
La inspección ocular del primer autobús que en la tarde-noche del 30 de abril de 2023 sufrió un incendio en su interior a consecuencia de la quema de un artefacto casero dio la primera pista a la Policía para llegar a los presuntos responsables. Así lo declararon ayer dos de los agentes que participaron en la investigación durante la primera sesión del juicio que se sigue en la Audiencia en Vigo contra una conductora y su pareja. La Fiscalía considera que él fue el autor material del primer conato en un autobús en Tomás Alonso así como de una segunda quema en otro Vitrasa esa misma noche cuando circulaba a la altura de La Farola de Urzaiz y que quedó completamente calcinado y solicita un total de 20 años de prisión y que la empresa eleva a 30. A ella le atribuye el papel de cooperadora necesaria en el segundo incendio y pide 10 años.
Los agentes hallaron entre los restos del artefacto incendiario un ticket rosa, que forma parte de los billetes que la empresa da por cortesía a los familiares de los trabajadores y personas cercanas. Dicho ticket estaba asignado al número de registro de la acusada, quien ese día conducía el segundo autobús que quedó arrasado, declararon los policías.
En ese primer artefacto, también se recogieron una caja de medicación y un cartón de leche. Las mismas pastillas y la misma marca de leche fueron encontradas después en el registro de la vivienda que compartía la pareja, afirmaron. Entre los objetos intervenidos, una mochila con trazas de gasolina.
También aludieron los investigadores a la triangulación de los teléfonos y a una llamada que la conductora había realizado a la misma hora en la que se produjo el primer conato a una terminal situada en Tomás Alonso (el punto donde se produjo el primer incendio) que después “resultó pertenecer también a ella y se encontró en poder del acusado durante su detención”.
Los policías examinaron las cámaras de seguridad de los autobuses “Cotejé las imágenes con las del Facebook del acusado, que estaba abierto, en las que se le veía con una gorra igual con las letras de Metallica y una chaqueta similar. Después se le hizo seguimiento y se le fotografió y las características físicas coincidían", dijo uno de los investigadores que indicó que “era muy llamativo un tatuaje que tenía en el mismo lugar en el que el día de los hechos llevaba una venda”.
Para la Policía, lo ocurrido se enmarca dentro del conflicto laboral que se vivía en el seno de los trabajadores de la empresa. Los agentes aseguraron que comprobaron que desde Tomás Alonso el acusado tuvo tiempo de ir hasta Castelao para tomar la línea en la que se produjo el segundo incendio y además cambiarse de ropa, ya que el viajero sospechoso de ambos autobuses no iba vestido igual.
La pasajera del bus calcinado identifica al sospechoso
La testigo y viajera en el autobús incendiado frente a La Farola de Urzaiz situó al acusado dentro del Vitrasa durante la declaración ofrecida en el juicio. "Si no es él, se parecía bastante", aseguró. Declaró que comenzó a oler un fuerte olor a gasolina y que, al mirar atrás vio a una persona manipular "papeles o telas" en la parte trasera del vehículo, pero no pensó en avisar a la conductora en ese instante, sino en salir de allí. Afirmó que no recuerda en qué parada subió el hombre pero sabe que lo hizo después que ella, ya que era la única viajera en ese momento. “Estaba hablando por teléfono y no presté atención a los detalles, pero sí me llamó la atención que llevara gafas, mascarilla y gorra a esas horas de la noche. ”.
Según afirmó, “estaba nerviosa por el olor y que parar en García Barbón, pero allí no se detenía el bus”. Un rato después, escuchó gritos de "¡fuego, fuego¡" manifestados directamente por el hombre de la parte trasera. Entonces, se abrieron las puertas, se marchó y huyó del lugar a paso rápido. Cuando bajaba miró hacia atrás y se impresionó al ver lo rápido que había ardido todo.
Sí señaló que “dije en alto que olía mucho a gasolina, que igual podía ser una fuga o algo, pero la conductora no hizo nada. Tal vez no me escuchase” y afirmó que la conductora “actuó con normalidad”. La mujer identificó al acusado al ver las imágenes que le enseñó la Policía. Sin embargo, la defensa puso en duda que la ropa descrita por esta viajera no coincidía con la que intervenida en la casa del acusado, ya que habló de una sudadera azul claro y no oscuro y unas bermudas diferentes. La Policía lo achacó a los “matices” en las declaraciones de testigos.
El otro conductor
Por su parte, el conductor del primer autobús donde se produjo la quema que fue extinguida relató cómo cuando iba conduciendo por Tomás Alonso, con entre seis y doce pasajeros, gritaron “fuego” por la parte trasera. “Fui directamente, cogí el extintor, abrí las puertas y lo apagué”, señaló el testigo quien afirmó que no sabe cómo se originó el fuego ni quien lo hizo y que tampoco vio las imágenes de las cámaras. También señaló que no recuerda haber visto a ninguna persona sospechosa pero que sí vio papeles en la parte trasera.
La defensa pone en duda que fuera un solo incendiario
Aunque los dos acusados todavía no han dado su versión (lo harán al finalizar la vista), sus defensas mantuvieron su inocencia, poniendo en duda varias de las pruebas del atestado policial. El abogado del principal acusado hizo hincapié en que las imágenes de seguridad de los autobuses muestran a individuos diferentes. Así, incidió en que no coincidían las prendas de ropa y cuestionó que, atendiendo a los horarios de los autobuses, la misma persona tuviera tiempo de ir desde Tomás Alonso a Castelao, tomar la siguiente línea y entre medias cambiarse las prendas, que, señaló “no se correspondían con las halladas en el registro”.
Por su parte, la defensa de la conductora, se centró en el billete rosa hallado en el primer autobús y que estaba asignado a ella. Incidió en que la Policía primero habló de un billete y después del talonario, que es la otra parte que debe entregar la trabajadora. También incidieron ambos en la triangulación de los teléfonos móviles y la exactitud de las antenas a la hora de situar una terminal. Los dos acusados estuvieron apoyados por numerosos compañeros.
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