Una acusada dice que todas las mujeres pasan por el rito vudú para dejar Nigeria

JUICIO RED DE TRÁFICO DE AFRICANAS

Los tres presuntos miembros de una red de trata niegan los hechos y dicen dedicarse a peluquería y compra-venta

a.j.pastor. vigo apastor@atlantico.net

Publicado: 29 abr 2015 - 10:42 Actualizado: 30 abr 2015 - 11:38

Los tres acusados, ayer, durante la primera sesión del juicio que se celebra en la sección quinta de la Audiencia.
Los tres acusados, ayer, durante la primera sesión del juicio que se celebra en la sección quinta de la Audiencia.

Con un castellano perfectamente comprensible y dispuesta a dar respuesta a todas las preguntas de la acusación, Joy I., considerada como una de las cabecillas de la red de tráfico de mujeres desarticulada desde Vigo, negó ayer su participación en los hechos ofreciendo argumentos dispares durante la primera sesión del juicio que se celebra en la sección quinta de la Audiencia. El fiscal pide para ella, su marido y su hermano, todos nigerianos, penas que suman los 65 años de cárcel. Les atribuye formar parte de una organización dedicada a introducir en Europa mujeres africanas mediante viajes en patera y obligarlas a prostituirse para pagar la deuda del trayecto bajo amenazas de vudú.

En concreto Joy I. sería, según la acusación, la encargada de acoger a las mujeres y distribuirlas por distintos puntos de la geografía para su trabajo en la prostitución bien en clubes o en la calle, así como de recibir los pagos de la deuda. Sería el enlace en el país de Peter, un "medio hermano", según las palabras de Joy I., al que la investigación sitúa en Marruecos como el principal encargado del transporte ilegal de las mujeres al país en cayuco. La mujer reconoció su lazo familiar con el mencionado pero negó ayudarle con la inmigración ilegal. También negó de forma insistente haber amenazado o coaccionado a varias compatriotas con vudú para obligarlas a ejercer la prostitución. El argumento ofrecido para justificar la denuncia de las víctimas al respecto se basó en que "todas las mujeres Nigerianas y sus familias somos sometidas a ceremonias de vudú con juramento antes de salir del país, pero la mayoría escapa, yo mismo pasé por eso".

Sí admitió conocer a una de las víctimas, pero aseguró que "no fue en 2011 sino en 2008, cuando llegó en patera a Almería. Fue ella la que me llamó, dijo que Peter le había dado mi teléfono y me pidió que le hiciera un favor, que dijera al centro de inmigración que era su amiga de Costa de Marfil. Y le hice el favor y se vino a mi piso en Móstoles. Pero no había quedado con Peter en nada ni hubo vudú, ni palizas, fue un favor".

Sobre el traslado de esta mujer a un club de alterne de Roquetas de Mar, aseguró que "fue su novio, yo nunca estuve en clubes, fue él".

También dio sus particulares explicaciones sobre las conversaciones telefónicas derivadas de las intervenciones judiciales y en las que solicitaba dinero a la mujer. "Yo me dedicaba a hacer peinados, trenzas africanas, y maquillaje. Le hice un tratamiento y me debía 200 euros que no me pagó, por eso la llamé para que me hiciera el ingreso y le di un número de cuenta", dijo mientras negara que se tratara del pago de una deuda de 35.000 euros. Todos los ingresos en varias cuentas que la víctima entregó a la Policía se trataban, según dijo de "deudas de peluquería o de ingresos para Peter, eran deudas entre ellos, yo no tenía nada que ver".

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