El emérito dice que no pudo gozar de la libertad que dio a la España democrática
Afirma que “la democracia no cayó del cielo” y que tanto su hijo como muchos amigos le “han dado la espalda”
El rey emérito Juan Carlos I expresa en sus memorias Reconciliación, escritas con Laurence Debray y publicadas por la editorial Stock, su nostalgia por España y su deseo de regresar del exilio en Abu Dabi, adonde fue con la idea de permanecer solo unas semanas y lleva ya cinco años. En los fragmentos adelantados por Le Point, el exmonarca lamenta que, tras “dar la libertad a los españoles instaurando la democracia”, él nunca ha podido disfrutar de esa libertad. “Desde mi nacimiento, no soy dueño de mi destino”, asegura, y añade: “Debo conformarme con los deseos de la Casa Real y el Gobierno actual. Mi vida habrá sido dictada por las exigencias de España y del trono”. Confiesa que ahora que su hijo Felipe VI y muchos amigos “le han dado la espalda”, se da cuenta de que “nunca he sido libre”.
Sobre su exilio en Abu Dabi, explica que su hijo desconocía su destino y que su marcha no respondió a ninguna obligación legal: “Ninguna guerra, ninguna investigación judicial me obligaba a ello. Frente a la presión de los medios y del Gobierno, decidí partir para no lastrar la Corona ni perjudicar a mi hijo”. Admite que el aislamiento y el desarraigo “no son fáciles” y que se siente “resignado, herido por un sentimiento de abandono”. Dice emocionarse al pensar en miembros de su familia “para los que ya no cuenta” y “sobre todo en España”, a la que echa de menos. También reflexiona sobre su muerte y su entierro: “Podrán hacer lo que quieran conmigo”, dice, recordando que su futuro depende del Gobierno y que “en estos momentos, no hay nada decidido ni organizado”.
En cuanto a Corina Larsen, admite que “esta relación fue un error que lamento amargamente” y que “tuvo un impacto nocivo en mi reinado y en mi vida familiar”. Y concluye: “En esta caza al hombre he resultado ser una presa fácil, pero esa debilidad es la de un hombre; ella nunca interfirió en mis preocupaciones de rey por mi país”. En una entrevista a Le Figaro por los 50 años de su reinado, confesó que “la democracia no cayó del cielo” y que “No hubo un golpe, sino tres. El golpe de (Antonio) Tejero, el de Armada y el de los diputados próximos al franquismo. Alfonso Armada estuvo 17 años a mi lado. Le quería mucho y me traicionó. Convenció a los generales de que hablaba en mi nombre”, comentó.
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