Fernando Ramos
La manipulación política de la denuncia contra Suárez
En el seno de la coalición de partidos en la que se apoya Pedro Sánchez están pasando cosas que describen el progresivo deterioro de una alianza que, ahora mismo, no resulta exagerado decir que se mantiene únicamente por el interés de cada uno de los socios en conservar el poder, retrasando al máximo la convocatoria de elecciones.
Comicios que, a la vista de las encuestas -con la excepción de las que publica el CIS de Tezanos- pronostican una victoria del PP y un ascenso notable de Vox. El aspecto más llamativo de los sondeos es el desplome de Sumar, el conglomerado de partidos cuya cabeza más visible es la vicepresidenta Yolanda Díaz. Un liderazgo en entredicho a fuerza de acumular fracasos en las diversas iniciativas que promueve desde el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.
El último, y revelador de la pérdida de peso político, aconteció la semana pasada cuando el Congreso -con los votos del PP, Vox y Junts- tumbó su proyecto para reducir la duración de la jornada laboral. Fue tan reveladora la soledad política en la que se encuentra que el presidente del Gobierno se ausentó del Hemiciclo, no reclamado por un asunto urgente sino ¡para ir al cine con su mujer¡ La deslealtad, por no hablar de desdén, por parte de Pedro Sánchez, hacia una vicepresidenta del Gobierno que preside en un día en el que se votaba un proyecto de ley en el que ella se había volcado y que había sido aprobado por el Consejo de Ministros, da idea del clima que se respira en La Moncloa.
Díaz ha tratado de restar importancia a la situación de orfandad política en la que le dejaron el día de la votación no solo el presidente sino el resto de los ministros socialistas del Gabinete pero el desdén adquiere significado político: Sumar ya no suma. Sánchez lo sabe y no oculta que, con la intención de atraerlos, está mirando hacia el electorado de esta heterogénea coalición cuyos votantes se sitúan a la izquierda del PSOE. Dado que es, como digo, un grupo muy heterogéneo: hasta dieciséis partidos entre los que destaca Izquierda Unida (marca del PCE) no resultará tarea muy difícil pese a la competencia de Podemos. Cosa diferente será comprobar sí queda algo que llevar a la red visto que, según las encuestas serias, Sumar ya no suma.
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