Xeral, Alfageme

Esta semana se trasladaron a la Cidade da Xustiza los juzgados de Instrucción y sus nuevos inquilinos coincidieron en el diagnóstico con lo que llevan ya algún tiempo: los despachos son más pequeños, las salas de vista se encuentran en otra planta y ala del edificio y, eso sí, las vistas son espectaculares. No es fácil reconvertir un edificio, en este caso un hospital, en un palacio de justicia. En general, las rehabilitaciones acaban resultando más costosas que una obra nueva y el resultado no acaba de convencer. Ha sido el caso de la Cidade da Xustiza, aunque lo incomprensible es que nadie se hubiera dado cuenta de los graves errores que ahora costarán más tiempo y dinero resolver. Aun así, aunque para los trabajadores pueda resultar un cambio a peor -de momento- para Vigo es un éxito recuperar una torre que marca su perfil y donde han nacido cientos de miles de personas de todo el área metropolitana. La alternativa era su derribo, una barbaridad, o que se convirtiera en algo similar a la Panificadora. Y además, se trata de una construcción realmente hermosa, muy similar al consistorio de Los Ángeles, y no por casualidad.

Hay otro edificio que podría seguir su mismo camino: la antigua Alfageme, otro caserón cargado de historia, un proyecto firmado por Gómez Román que todavía hoy sorprende por sus dimensiones y monumentalidad, con su doble fachada. Alfageme echó el cierre hace años y desde entonces ha habido varios intentos para recalificar los terrenos. La finca es propiedad de Aliseda, una inmobiliaria que trabaja para la Sareb. Y su desarrollo con el nuevo PGOM va a ser complejo, al estar vinculada la parcela a un ámbito entre Tomás Alonso y Coia. Es decir, que no va a ser mañana. ¿Soluciones? Muchas. Como en el caso de la Panificadora -de momento frustrado- y el Xeral -la Cidade da Xustiza- sería idóneo que el sector público se hiciera cargo para su reforma. Pongamos, por ejemplo, para su transformación en la famosa Biblioteca que pagaría el Gobierno. No se me ocurre un edificio mejor.