Fernando Ramos
La manipulación política de la denuncia contra Suárez
Abel Caballero sigue estando tan en contra de que el hospital se construya mediante la vía de financiación público-privada como hace una semana, pero ya acepta explícitamente que el Concello tiene que dar los servicios requeridos. No hay ninguna contradicción: es legítimo, como miembro del PSOE, mantener su opinión e incluso prometer un cambio en el modelo de gestión si el partido socialista accede a la Xunta pero al mismo tiempo debe, como alcalde, cumplir con las obligaciones como Administración para que se pueda abrir el hospital. Hasta ahora lo primero iba con lo segundo, incluyendo un amplio despliegue en manifestaciones visiblemente decrecientes; desde ahora, con el pacto, el propio Caballero ha admitido que son asuntos distintos. Es un buen inicio.
Vigo ha entrado en una fase singular, donde todo es gobierno. PSOE y PP, que suman 24 de los 27 concejales de la Corporación –es decir, cerca del 90 por ciento del voto válido- acaban de unir sus destinos para lo que queda de mandato, apenas un año. Ambos son a partir de ahora co-responsables de las decisiones que se tomen en este tiempo una vez se sustancien en los presupuestos municipales y se aprueben en pleno, dentro de un mes aproximadamente. Luego ya vendrán las elecciones, a las que el titular de la Casa Grande podrá presentarse desde una posición que ni soñaba cuando fue investido como un regalo del BNG. Para el PP la cosa estará mucho más complicada al no poder hacer oposición más que en el caso de flagrante incumplimiento del pacto, lo que tampoco sería fácil de aclarar porque sus 12 puntos dejan mucho margen para la interpretación. Por tanto, será un éxito sólo si hay intención de que se cumpla, ya que en caso contrario el documento podría quedar como papel mojado. En cambio sí parece claro que Chema Figueroa, que todavía aspiraba a ser candidato, ya no podría en ningún caso presentarse al quedar "quemado" tras impulsar un acuerdo que para Vigo puede ser bueno a corto plazo pero resulta imposible de explicar para sus electores después de tres años de choque brutal y descalificaciones personales desde la cúpula del Concello hacia la hasta ahora oposición popular, que era la única real ante el papel secundario y cada vez más desconcertante del BNG.
Vigo, singular para todo, se queda sin una voz diferenciada también en la Universidad, donde la próxima semana se celebrarán unas elecciones en las que hay un solo candidato. No es culpa del actual rector, reelegido antes de llegar a las urnas, sino de una oposición universitaria que ha incumplido su función y cuya única salida digna debería pasar por su refundación. ¿O es que Rubalcaba podría seguir en el PSOE si descartara presentar su partido a las elecciones ante el PP de Mariano Rajoy?
PD. Italia acaba de suprimir las provincias para crear diez áreas metropolitanas. Para Vigo una decisión de este calibre sería un cambio absoluto y acabaría con su principal problema: su escasa proyección externa. Ayer mismo: las nuevas instalaciones de la empresa viguesa Censa, en Porriño, fueron localizadas como "pontevedresas". Lo mismo pasaría probablemente si el vivero de tecnología espacial se emplaza en Porto Molle, al quedar en Nigrán.
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