Toros en Vigo, zoo en Oporto

En el último pleno de la Corporación de 2022 se aprobó a iniciativa del BNG una moción sobre el maltrato animal que pasó manos o menos desapercibida y que reclamaba dos acciones: prohibir los toros y cerrar el zoo. Lo primero resulta superfluo y lo segundo ya está en marcha. Vetar la tauromaquia en una ciudad como Vigo es tan arriesgado como oponerse a la caza del zorro o al esquí de fondo en el Castro. Lo más curioso es que el único municipio gallego donde todavía hay corridas es Pontevedra, precisamente donde gobierna el BNG desde hace dos décadas, prueba de que la coherencia no es el fuerte del ser humano.

Sobre el zoo, o lo que queda de él, anotar el disgusto que se llevan los visitantes que todavía pican y pasan por A Madroa al comprobar que no hay prácticamente nada salvo el reptilario y algunas aves. El resto ha ido desapareciendo. A Madroa fue durante mucho tiempo la principal atracción de Vigo en el plano del ocio, un parque único en Galicia. Cierto que ahora están en cuestión, justo cuando las condiciones de los animales son las mejores, con instalaciones en parajes espectaculares, como en Santander, donde hay miles de metros cuadrados disponibles que atraen al año a cientos de miles de personas. A Madroa llegó a vender más de 150.000 billetes al año. En Oporto, que no son tontos, han añadido a su oferta un zoo al otro lado del Duero, en el centro de una zona boscosa con grandes recintos para la fauna africana que se ha convertido en otro imán para miles de gallegos. Así van las cosas.