José Teo Andrés
La fría estadística
Sí, sin paliativos. Si rotundo, no tengan ninguna duda de ello y estoy siendo totalmente objetivo en esta afirmación. El fin político de Pedro Sánchez será también el fin del destructivo sanchismo que está destrozando la convivencia, la confianza, y la credibilidad en las instituciones públicas como jamás se había visto antes. Y si, Pedro Sánchez también va sacrificar a una amplia parte de su partido, el PSOE,en su fin político. Ellos, los militantes y cargos, así lo han consentido y permitido, que así sea pues.
Y esta oscura y turbia etapa, en la cual aún estamos inmersos, formara ya parte de un episodio más de la historia de España. Y si, se debería finalizar también con la antipolitica como sinónimo de antidemocracia. La brutal desafección política por parte de la ciudadanía ante la transformación del ejercicio de la política en un chabacano espectáculo mediático, y la judicialización de un nutrida representación de la misma, debería reconvertirse en una nueva etapa democrática y una regeneración política, y de políticos, que se adaptasen a las necesidades y problemas reales de la sociedad española.
Pero recopilemos... el Sánchismo, en su primer ejecutivo en el 2018, había generado cierta expectativa en una parte importante de la ciudadanía. De hecho, su primer gobierno, compuesto en un alto porcentaje por personas que no provenían del ámbito directamente político y si del ámbito profesional privado, produjo una expectativa en positivo tanto en medios de comunicación como en la sociedad en general...pero fue totalmente efímero y virtual. Su ejecutivo no nacio limpio de "polvo y paja", y pronto empezaron a salir a la luz comportamientos pasados nada edificantes de algunos ministros y ministras. Y casi de inmediato, aquellos que predicaban austeridad y demas bondades sociales, se reconvirtieron en petulantes nuevos ricos "gestionando" los dineros públicos de todos. Su desmesurada avaricia por la erótica del poder llevo a varios de ellos a comportamientos y prácticas propias de épocas feudales. Lo querían todo, y querían serlo todo a la vez, burgueses y aristócratas, sin rubor, sin pizca alguna de escrúpulos. Ya no existía un ápice de romanticismo social o feminista en el Sánchismo. Lo cual, derivo rápidamente en la más soez e inimaginable película/ficción al estilo cinematográfico de Torrente.
El Sánchismo provocó que aquella inicial expectativa derivase rápidamente en más frustración y una total desafección de la sociedad por los múltiples y repetitivos engaños, mentiras y una presunta y brutal espiral de corrupción en la cual aún quedan notorios personajes por salir a la escena judicial.
Y una vez más, tengo que refugiarme en la lectura de mi Julio Verne particular, es de decir, en mi escritor de cabecera, Fernando Vizcaíno Casas. Que bien supo hacernos ver, con años de adelanto, los devenires de esta España nuestra! Que estupendamente conocía al pueblo español D.Vizcaino, y que bien sabía y conocía la falsedad y perjuicio del socialcomunismo para cualquier sociedad, y en concreto para nuestra España. Vividores públicos aburguesados con los dineros de nuestro sacrificio y esfuerzo personal, que no el suyo. La España de los Lazarillos de Tormes que inundan con su presencia Congresos, Senados, Parlamentos, administraciones locales, empresas públicas y chiringuitos varios, donde la meritocracia es simplemente un absurdo que se desprecia sin rubor en favor de la pleitesía más hipócrita.
Que España la nuestra, verdad?.
Feliz y próspero año 2.026 y que España vea la luz lo antes posible!!.
Contenido patrocinado
También te puede interesar