Fernando Ramos
La manipulación política de la denuncia contra Suárez
Cómo es posible que Pedro Sánchez arremeta contra la Universidad privada si él mismo se licenció con los agustinos del Colegio María Cristina de El Escorial y obtuvo el doctorado en Economía en otra privada con una tesis y un tribunal que no hubiera sido aceptada en la pública? Y eso sin añadir que su propia esposa estuvo al frente de una cátedra patrocinada por entidades privadas en la Complutense, de la que ni ella misma, al carecer de licenciatura o estudios homologados exigidos, no podría ser alumna del master. En su currículum se menciona una licenciatura en Marketing, pero en realidad se trata de un título no universitario, sin homologación oficial. Desde mi propia experiencia como profesor universitario, las afirmaciones de Sánchez causan verdadero asombro. Hay excelentes universidades privada que nada envidian a las públicas, por lo que esa generalización resulta una temeridad insólita.
Sánchez, ha remachado con especial énfasis el alegato de su vicepresidenta primera, María Jesús Montero, quien dice que la Comunidad de Madrid “se extiende una alfombra roja a la creación de universidades que no buscan la excelencia ni la investigación, sino simplemente hacer caja emitiendo títulos sin exigencias reales”. El doctor por la Camilo José Cela, que es privada, ha dicho lo que ha dicho en el acto de “En defensa de una universidad de calidad, clave para el ascensor social', y ha dicho literalmente que “ciertas universidades privadas son chiringuitos educativos”.
Y enseguida se le ha recordado que, aparte de su expediente académico, lo acompañan en su Gobierno y su confianza personas que estudiaron en Universidades privadas. A saber: el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska; la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero; el titular de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, y la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz. En realidad, los tiros iban contra la política educativa de la presidenta de la Comunidad de Madrid Isabel Díaz Ayuso, a la que acusan mantener abiertas universidades privadas que cuentan con “informes negativos”, pero sin precisar cuáles son tales informes y como llegaron a su conocimiento. Pero ya anticipa, este doctor cuestionado en su momento por el propio contenido de su tesis que de inmediato, que el Consejo de Ministros va imponer el endurecimiento de los criterios para la creación de universidades privadas. Y que “Vamos a perseguir las prácticas que atenten contra el prestigio de nuestras universidades, tanto públicas como privadas, para que cumplan con nuestros estándares de calidad y aseguren la excelencia de los profesionales que nos cuidan y nos defienden”.
De haberse aplicado en la Universidad Camilo José Cela por la obtuvo el doctorado, lo que ahora se anuncia, mal podría Sánchez ser doctor. Un solo dato: uno de los miembros de su tribunal apenas había obtenido el mismo el doctorado unos meses atrás, lo que en la pública lo hubiera inhabilitado para formar el tribunal, ya que, para formar parte de ese órgano en la pública, se exige a los presidentes y vocales del tribunal poseer sexenios de investigación y una trayectoria investigadora y de publicaciones (libros y artículos científicos en revistas de prestigio e indexadas). Por lo tanto, si bien está bien que se impongan determinadas colecciones y exigencias a las universidades privada, que sea el propio Sánchez quien lo pregone no deja de ser una paradoja más de su trayectoria. Los especialistas que analizaron su tesis la calificaron de floja, ya que se centraba esencialmente en recoger los instrumentos que habían ido creando las administraciones públicas para relanzar la economía en el exterior, en lo que fue algo más que fundamental la intervención de Miguel Sebastián, ex ministro de Industria e impulsor de la diplomacia económica de Zapatero. Como fundamentalmente recoge datos, sin un análisis propio, los especialistas independientes que lo analizaron concluyeron que era "un trabajo eminentemente descriptivo, con una hipótesis de trabajo que es prácticamente autoexplicativa y no más relevante que cualquier pieza periodística sobre diplomacia económica, insuficiente para alcanzar un doctorado en Economía” y que no hubiera pasado el filtro previo de la comisión que previamente, en una Universidad pública hubiera autorizado su presentación ante el tribunal..
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