Sahara, otra vez castigado

Entre todas las personas y colectivos que se sintieron amenazados por la victoria incontestable de Trump me quedo con dos que tienen argumentos sobrados para temerse lo peor: los ucranianos, cuyo futuro ante Rusia está ahora más comprometido, y los saharauis, que fueron loa última víctima del primer mandato del renovado presidente de EEUU. Justo en su despedida y cuando le quedaban horas en la Casa Blanca, hace cuatro años, Trump aprobó reconocer el Sahara Occidental como parte de Marruecos, lo que abrió el camino para otros países deseosos de hacer lo mismo, pese a las declaraciones de la ONU en sentido contrario. También de la Unión Europea, que acaba de manifestarse a través de una sentencia contundente de su tribunal de justicia, negando que las aguas del banco frente a Canarias sean marroquíes.

Entre los países que siguieron felizmente a Trump se encuentran Francia, por razones bien conocidas vinculadas a su relación especial con sus antiguos territorios, donde no quieren interferencias, y lamentablemente España, por motivos que nadie sabe. Porque Mr PS no explicó nunca su cambio de política, pese al voto contrario de la mayoría más que absoluta del Congreso. Así se produjo la segunda traición al pueblo del desierto.

Pese a ello, no decae el optimismo y la voluntariosa Asociación de Amistad Galicia Sahara, con sede en Vigo y su presidenta, Maite Isla al frente de todas las organizaciones similares de España, continúa haciendo esfuerzos para mantener la causa viva. No va a ser fácil y menos a partir de ahora.