El retorno de Juan Carlos del lugar medieval donde reside

Publicado: 10 nov 2021 - 03:12 Actualizado: 09 nov 2021 - 21:12

La habitual prensa del corazón o prensa rosa, esa del papel couché, lleva trasteando varios días con el hipotético retorno del rey honorífico, residente ahora, que no exiliado, en Dubai, asignándole país de residencia, domicilio y futuro, cada vez más variado, ya en la finca de unos amigos, alejado del mundanal ruido o en el mismísimo lugar donde viviera de niño, por ser el país donde vivieron sus padres tantos años. Es una falta de respeto a la memoria de los españoles que realmente tuvieron que exiliarse la frivolidad con que se refieren al exilio de Juan Carlos, que no deja de ser una estancia en el extranjero algo más larga que lo habitual, teniendo en cuenta que tras su abdicación ha venido residiendo fuera de España tres cuartos de cada año.

Pero es que, además, la zona de la que Juan Carlos es huésped, es uno de los lugares donde la disidencia política es más severamente perseguida por las autoridades medievales que rigen los emiratos, donde no se permite la inspección de los organismos internacionales de Derechos Humanos, tal y como recogen los informes anuales de Human Rights Watch. Datos con los que coincide Amnistía Internacional. Curiosamente, a los pocos meses de acoger a Juan Carlos, en el verano de 2020, la citada organización se refería a la privación de libertad que padecían en los Emiratos Árabes Unidos un elevado número de presos de conciencia.

En estos países no se permite la existencia de ninguna forma de oposición política y se han celebrado juicios colectivos contra grupos de personas acusadas de querer cambiar el sistema de gobierno. Cuando, siguiendo la costumbre musulmana del indulto el perdón, con motivo de determinadas celebraciones, la gracia no alcanza a los disidentes. Según denuncia del Centro de Derechos Humanos de Emiratos Árabes Unidos (ECHR, por sus siglas en inglés), indultaron a 515 presos, pero ignoraron a los defensores pacíficos de derechos humanos, blogueros, activistas y abogados. Esta organización ha manifestado que los detenidos sufren un severo régimen en las cárceles donde han sido recluidos, “como el aislamiento, la tortura, la negligencia médica y la denegación de las visitas periódicas de sus familiares".

La severa persecución a toda disidencia u opinión crítica alcanza no solamente a los ciudadanos de los emiratos, sino a cualquier otra que resida en el país, aunque sean meros comentarios sobre aspectos de carácter general sobre aspectos sociales o de otra índole. Llama la atención que tanto Juan Carlos como sus consejeros no tuvieran inconveniente para fijar la residencia del rey honorifico una zona que está tan alejada de los estándares occidentales en aspectos esenciales de la vida política y social.

Cabe citar que, en el año 2020, las condiciones de los presos y sus familias, coincidiendo con el acogimiento de tan destacado huésped, no experimentaron ninguna mejora, según se recoge un informe del Centro Internacional para la Justicia y los Derechos Humanos, una organización con sede en Ginebra que realiza estudios periódicos sobre la situación en Emiratos. "Las autoridades siguen deteniendo a activistas y defensores de los derechos humanos por cargos relacionados con su derecho a la libertad de expresión, sin que se investiguen ni rindan cuentas por las violencias cometidas contra ellos", se señalaba a comienzos del presente año.

Pero no sólo no se permite la disidencia política, sino que como corresponde al Islam riguroso, cualquier violación de sus cánones sexuales o sociales en este terreno también es severamente reprimido, con tal gravedad que según denuncia la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA, por sus siglas en inglés) en los Emiratos "podría llegar a imponerse la pena de muerte por actos sexuales consensuales entre personas adultas del mismo sexo". Cabe recordar que en las propias guías o recomendaciones para los viajeros que publica el Ministerio Español de Asuntos Exteriores, se advierte que en esa zona "las relaciones entre personas del mismo sexo no se encuentran permitidas ni aceptadas socialmente por lo que debe evitarse cualquier gesto de afecto en público". Exteriores advierte que "los actos homosexuales y la transexualidad se encuentran recogidos en el Código Penal emiratí", que establece "desde la privación de libertad hasta la pena de muerte" en estos casos.

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