Púgiles

Se ha visto en el parlamento de Turquía, en el de Corea del Sur, en Japón y ahora en la Cámara alta mexicana, donde un líder de la oposición priista la emprendió a empujones con el presidente del Senado morenista. Los parlamentarios de esos países tienen la sangra caliente y no dudan en enfrentarse a golpes para defender sus posiciones políticas o protestar si consideran vulnerados sus derechos. Hay que agradecer a los diputados y senadores españoles que no hayan alcanzado a ese nivel de enfrentamiento, que no hayan llegado a las manos, que los escaños no se hayan convertido en armas arrojadizas. Últimamente las sesiones parlamentarias más bien parecen reuniones tabernarias en las que la fina ironía ha sido sustituida por el exabrupto, el insulto y la utilización del argumentario partidista sin aplicarle ningún filtro. Pero dado el nivel de crispación que se vive en la política nacional no sería de extrañar que algunos de los hooligans de los partidos, se líe a mamporros con algún adversario. Con mirar a los escaños de las dos Cámaras se pueden encontrar algunos candidatos al pugilato.