La Princesa de Asturias y los zetas

Publicado: 23 oct 2025 - 01:00 Actualizado: 23 oct 2025 - 09:23

Tengo la impresión de que existe mayor expectación que nunca por el contenido de los discursos que tanto el Rey como su heredera, Leonor de Borbón, vayan a pronunciar este viernes con motivo de la entrega de los premios Princesa de Asturias en Oviedo. Es de suponer que cada año este interés ciudadano será mayor, al irse aproximando unas previsiones sucesorias que, por fortuna, hoy se ven como bastante lejanas, pero que hemos de contabilizar en nuestras prospecciones. Así, la formación, el tono y los pasos que en adelante dé quien previsiblemente será la jefa del Estado del Reino de España suscitan, lógicamente, cada día mayor atención, como la suscitan las actuales intervenciones públicas de su padre, Felipe VI. Porque la Corona se está convirtiendo, en medio del indudable desbarajuste político, en el gran punto de referencia en cuanto a la serenidad, la prudencia y la honradez exigibles y necesarias en la gobernación de una nación. Y cualquier ocasión es buena, especialmente una como esta entrega de premios, para comprobarlo.

Pienso que ya no caben los discursos vacíos, carentes de contenido profundo, en un mundo que vive, como demuestran algunos sondeos que estos días me encargo de presentar, crecientemente angustiado ante los retos que se presentan, en todos los ámbitos, en los próximos años. Leonor de Borbón de ninguna manera podrá, en su caso, reinar como lo está haciendo Felipe VI ni, mucho menos, como lo hizo su abuelo Juan Carlos I. De ella se esperan, tuve ocasión de decírselo recientemente al Monarca, otras cosas, derivadas de la evolución de un mundo que cambia a velocidad como nunca antes, incluyendo conceptos básicos de la realidad, de la comunicación o del bienestar, como lo explica, de manera acaso excesivamente pesimista a mi modo de ver, el propio premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades de este año, el filósofo coreano-alemán Byung-Chul Han.

Los escasos sondeos que al respecto he podido manejar muestran la alta aceptación social que, sobre todo entre los jóvenes, tiene Leonor de Borbón, cuya formación 'de futuro', tras la militar, ha de comenzar de manera inminente. Ella reinará con una 'generación Zeta', a la que pertenece, que, para entonces, pongamos mediados de este siglo, tendrá las riendas de un mundo envejecido en Europa (y, claro, en España) y en el que quizá la preeminencia económica, social y cultural ya no pertenecerá a Occidente en tal grado como ahora. El mundo actual poco o nada tendrá que ver con el de 2050, y más vale que lo vayamos asimilando y preparándonos para ello.

Yo espero, del discurso de Leonor este viernes, alguna alusión a esa 'generación Zeta', de la que creo que con poca justicia se afirma que está volcada a tesis radicales de la derecha y a la indiferencia por crear un mundo mejor. El Rey ha cerrado, de alguna manera, el pasado, concediendo el toisón de oro, merecidamente, a Felipe González y a los padres de la Constitución que siguen vivos, Miguel Herero de Miñón y Miquel Roca. Hace dos años escuché a González hablar de que reformar la Constitución, entre otras cosas para adecuarla a la era digital, es "i-ne-vi-ta-ble". Ha llegado el momento de asumir los grandes cambios, y me parece que Leonor de Borbón habrá de ser la primera en comprenderlo y, con la prudencia exigible, ponerlo en práctica hasta donde le corresponda, que imagino que cada vez será en mayor grado.

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