Oda al costumbrismo

Publicado: 30 ago 2025 - 04:40

Mi gusto por el costumbrismo no solo como estilo literario sino como normativa para encarar lo cotidiano, me viene seguramente de mi padre que era un gran admirador de la zarzuela algunas de cuyas romances más populares solía interpretar mientras se afeitaba. Hace unos días, me animaban a asistir a un concierto construido esencialmente en torno a la ópera y yo, consciente de mi analfabetismo funcional sobre esta enorme modalidad lírica, decliné la invitación sabiendo que no me iba a enterar de nada. La zarzuela sin embargo me apasiona, como me apasiona leer a plumas tan entretenidas y virtuosas como la de don Ramón de Mesonero Romanos, un ilustre paisano mío ampliamente considerado por su trabajo como contador de historias y aplicado paseante, tertuliano de prosapia, periodista ingenioso, ciudadano castizo, cargo público ejemplar y personaje simpático, ocurrente accesible y entrañable al que por decisión unánime se nombró cronista de Madrid con carácter perpetuo de manera que, aunque falleció desgraciadamente en 1882, todavía lo sigue siendo y así lo será hasta que alguno de esos desalmados contemporáneos que prefieren rescribir la historia a su gusto particular le retire el nombramiento. Mesoneros, que dirigió periódicos, fue concejal, admiistró las empresas familiares con excelente tino y aún le dio tiempo a escribir historias divertidas sin parar desde las “Escenas matritenses” cuando no había cumplido treinta años hasta las “Memorias de un setentón” dos años antes de morirse, es uno de esos ejemplos en los que hay que fijarse para comprender el mecanismo que permita ser cáustico, crítico, analítico y opinante sin necesidad de ser violento ni vejatorio, sin insultar, sin ponerse chulo ni pasarse. Aparentemente el costumbrismo ha pasado de moda y a cualquiera que uno pregunte en esta época por un estilo semejante, se reirán y lo considerará apolillado y decimonónico sin entender que costumbrismo aunque del siglo XXI es lo que hacen a estas alturas personajes como las influencers o los tiktokers. Yo, que ya estoy en la edad del Mesoneros viejo liberal acunado en sus dulces recuerdos, sigo pensando inspirado en sus claves, las que uno aprende leyéndolo con cariño y agradecimiento. Pero que quede claro. Las nuevas tendencias culinarias y sus complejas herramientas para desarrollarlas no dejan de ser costumbrismo del nuevo milenio. Otra cosa es que esté bueno.

Contenido patrocinado

stats