Los ocupas desocupados

Publicado: 23 jul 2025 - 01:00

Un pueblo de la provincia de Murcia ha puesto en marcha una estrategia arriesgada pero al parecer con resultado excelente, capaz de reducir al mínimo la actividad de sus ocupas. Puestos de acuerdo los propietarios afectados con el ayuntamiento de la localidad, se vigilan los inmuebles susceptibles de ser ocupados y cuando los invasores salen a la calle, se personan y con gran habilidad y prisa tapian puertas y ventanas con muros construidos de ladrillo mientras agentes municipales cortan el agua y el fluido eléctrico. La maniobra ha surtido un efecto fulminante y ha conseguido reducir al máximo estas invasiones. En esta misma jornada hemos sabido que un juzgado ha ordenado el desalojo y clausura de la Fundación Montserrat Caballé. El verdadero motivo al parecer es que la institución apenas tenía actividad pero el inmueble estaba ocupado desde hacía años por uno de los hermanos de la famosa cantante que había acumulado como realquilado, una deuda cercana a los cuarenta mil euros. El pariente ocupa de la diva se ha declarado vulnerable, una razón que puede librarle de acabar en la calle como ocurre con casi todos los casos de ocupación ilícita.

Ambos casos, concurrentes en el tiempo, sugieren también una reflexión que acude a la cabeza de cualquier ciudadano corriente cuando se produce un caso de esta naturaleza. No digamos en la de aquellos desventurados que sufren en sus propias carnes la presencia en sus propiedades de ocupas y han de sumergirse en un calvario que dura años para recuperar lo que les pertenece si es que ese fausto acontecimiento se produce algún día. No hay hora en la que no aparezca en algún medio de comunicación la estampa de un atribulado propietario sentado en una silla de tijera frente a la puerta de su casa ocupada, abanicándose o arrebujado bajo un paraguas, llorando a lágrima viva por su casa invadida y sin posibilidades ciertas de volver a ella.

Esa situación aviva en efecto la necesidad de desarrollar planes capaces de neutralizar esos efectos. Lo hacen por propia iniciativa hija de la desesperación, porque la ley no los ampara por muy dueños que sean. Y genera la contrapartida que nos ofrece el pueblo de Murcia, pero no deja de ser un subterfugio de validez dudosa y con resultados fiados al azar. Es esta una paradoja que el jurista tendría que explicar definitivamente para que alguien la entendiera.

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