La luz de Madhana Agulla, un maestro gallego de prestigio internacional

Decían los poetas alemanes, y lo recuperó Vicente Risco, que si uno está atento a sí mismo y a su entorno “desde el lugar más pequeño del mundo se puede observar todo el universo.” El escritor orensano fue, junto a Zenobia Camprubí, esposa de Juan Ramón Jiménez, el introductor en España de Rabindranath Tagore. Por su parte, don José Ortega y Gasset escribió que “el amplio atractivo de Tagore [se debe a que] habla de los anhelos de perfección que todos tenemos [...] Tagore despierta un sentido dormido de asombro infantil, y satura el aire con toda clase de promesas encantadoras para el lector, que [...] presta poca atención a la importancia más profunda del misticismo oriental”.

Risco influyó en mi descubrimiento del universo Tagore, quizás fuera mi primera incursión no ficticia en el universo hindú, en su forma de entender, procesar y responder a una naturaleza hábitat. Claro, después llegarían Gandhi y, por supuesto, los Textos de Estética Taoísta de Luis Landero, que tanto me sirvieron a entender un mundo tan lejano. Hice incursiones esporádicas en lecturas vagas sobre temas orientales y densas sobre filosofía general. La curiosidad es uno de mis fuertes, junto a la lectura y la reflexión.

Pero en mi huella, han sido determinantes las conversaciones con mis primos Madhana, Gaudi o Glori. Ellos ya habían profundizado en sus viajes a Asia y América, en sus prolongadas estancias en países soñados su conocimiento de las filosofías orientales. Su interés y predisposición, anteriores a los míos, les habían llevado a alcanzar la maestría en artes de saberes, de métodos tradicionales del Yoga y su filosofía, con los sistemas de Yoga Moderno, así como a realizar estudios sobre los beneficios de la práctica de los mismos en el campo de la Medicina y la Ciencia más punteras. Lo han demostrado a lo largo de sus vidas, aplicando sus propias enseñanzas, relacionándose, muy en especial Madhana y Gauri Agulla, con los maestros internacionales mas relevantes y trascendentes, con la creación de diversos centros de enseñanza, como el Centro de Yoga Sananda de Vigo, fundado en 1977, uno de los pioneros en España e introductor del Yoga en Galicia, y hoy entidad de referencia a escala internacional.

Todo ocurrió desde Chapela, en Laredo -lugar de arrecifes cascajosos, de piedra-, en el centro de la Ría de Vigo, donde la vista de los ojos puede limitarse en la belleza de las aguas calmas hasta las Islas Cíes pero basta elevar la mirada para otear las estrellas. Allí se comprueba un milagro pagano que Risco anunció ya en sus palabras: “tan cierto es que una tierra, por pequeña que parezca encierra en sí todos los misterios del universo.” Desde Arealonga era posible no solo admirarse del cosmos, sino abrir la mente y tratar de comprenderlo, de fijarse en los demás, de llegar a descubrir esa “otredad” que tan bien me explicaría años después mi querida Nélida Piñón, Premio Príncipe de Asturias de las Letras.

Muchas veces he tenido ocasión de charlar con Madhana sobre su conocimiento profundo de las Filosofías, de sus viajes a la India Sagrada. Entre otros muchos lugares ha estudiado en la en la Universidad de Mysore con el profesor Ramachandra, y ha vivido y visitado el país continente en múltiples ocasiones, aprendiendo de los maestros más destacados, lo ha hecho en los ámbitos de las filosofías índicas, métodos diversos de Hatha Yoga y Meditación. Es miembro de la Medical and Scientific Network con sede en Inglaterra, así como de otras instituciones.... Me he quedado siempre con sus hermosos planteamientos, con sus enseñanzas, con su talante humano y su tono sereno, pero nunca he logrado hacer las prácticas que con la humildad y gentileza que le son características me invitó a compartir. De él he aprendido, como ya hiciera con su inolvidable abuela Aurita, a intentar ser mejor persona, en eso sí me ha servido tener el privilegio de que en mi familia haya nacido un verdadero maestro internacional, una estrella que nos ilumina desde la cercanía con su luz.