Ese gran museo para Vigo y Galicia

Publicado: 05 nov 2025 - 05:00

El único museo de ámbito gallego en Vigo está en Alcabre, de titularidad autonómica. El Marco, impulsado durante el mandato de Carlos Príncipe, también nació con ese expreso deseo y su primera denominación era Museo de Arte Contemporáneo de Galicia, pero la Xunta vetó su nombre por ser similar al Centro de Arte Contemporáneo de Galicia, con sede en Santiago, y quedó finalmente con el que tiene, que tampoco está mal. Pero con restricción local. No es el caso del Museo do Mar de Galicia, la única obra de Aldo Rossi en España, que completó César Portela no sin enormes dificultades. Como es conocido, era un proyecto del Gobierno gallego que se quedó sin fondos ni impulso político hasta que llegó Zona Franca y destinó una subvención europea que no se pudo emplear en Abrir Vigo al Mar a terminar el edificio de Alcabre como estaba planeado, incluyendo el faro, que no puede iluminar hacia el mar, y el acuario, quizá el más pequeño del mundo. En la segunda etapa del MdelM apareció el castro visitable que contaba con tres curiosidades que lo hacen único: que está pegado a la costa; es anterior a la llegada de Roma, por lo que todas las construcciones son circulares, y en una de ellas apareció un pequeño altar púnico que demuestra que antes de la conquista romana ya habían llegado al lejano Noroeste atlántico peninsular los fenicios o cartagineses, quizá como comerciantes o como soldados del ejército que se enfrentó a la república romana.

El Museo sufrió mucho para abrir y lo hizo con una exposición temporal excepcional que dejó el nivel tan alto que a partir de ahí todo fueron decepciones. La primera, que su contenido incial estaba formado por paneles sobre la pesca en el mundo, sin apenas piezas. Más tarde, se subsanó este defecto que lastraba su desarrollo con la sala de arqueología submarina, que ya tiene mucho que decir y contar y donde incluso se colocó en un lugar reservado el famoso unguëntario romano tras su “recuperación” del museo de las peregrinaciones de Santiago.

El Museo del Mar necesita un impulso de verdad. Quizá con una exposición permanente sobre Rande, o sobre los submarinos alemanes hundidos a la entrada de la Ría, o incluso enseñar a todo el público y poder entrar en el interior del pesquero que hoy preside una rotonda en Coia: en Alcabre daría mucho juego.

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