La fuerza del sentimiento

Publicado: 04 feb 2025 - 01:55

Está el país a la greña dirimiendo si el fiscal general tiene que marcharse a su casa para no seguir manchando un colectivo demasiado manso por estas fechas pero suficientemente importante para no ser manchado, o debe seguir como opinan todos los ministros. Está desatado el debate que comenzó a establecer Dolores Delgado cuando tomó la puerta giratoria que no podía ser tomada como había dicho Sánchez en los protocolos expuestos antes de que le saliera bien la moción de censura. Fue entonces cuando franqueó aquella puerta que nadie había osado franquear nunca, y pasó de ser ministra de Justicia a ser Fiscal del Reino y no contenta con ello, y cuando no tuvo más remedio que tomar el olivo por imperativo categórico y actuaciones dudosas, dejó a un amigo suyo en la garita, muy bien enseñado eso sí, y con el catecismo aprendido que se llamaba Álvaro García Ortiz y era de los de confianza de toda la vida.

En esas estaba el país pero el país tiene su corazoncito y está hasta las muelas del debate político que no le lleva a ningún lado y se ha cortado como la mahonesa, de tanto darle vueltas y zarandearla. Lleva tanto tiempo sonando todos los días igual que la gente ha vuelto a los benditos años puente entre el XIX y el XX cuando los romances lo copaban todo y un piloto chaparro pero con un par, pongamos que hablo de Ramón Franco, conquistaba a la opinión pública saliendo con una tonadillera rubia, y un futbolista de la estampa y el tronío de Ricardo Zamora no dejaba una viva en cuanto se quitaba los guantes y las rodilleras. A la gente las reconciliaciones le sueltan la emoción contenida, y son balsámicas para curar encabronamientos que envenenan al personal como la cesta de la compra, la subida de los transportes y el precio de la vivienda. Por eso, saber que Álvaro Morata y Alice Campello se han vuelto a encontrar nos llena a todos el tanque del sentimiento y nos reconcilia con nosotros mismos y que les vayan dando a los del Hemiciclo que ni emocionan, ni guapean, ni sonríen y ni siquiera hacen sonreír y mira que lo tienen fácil.

Ahí está por tanto la gente, más pendiente de que se amiguen de nuevo el futbolista y la influencer. Y mientras tanto, que Rufián siga dándola vara. Poco caso lo van a hacer ya.

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