La fortaleza de las instituciones

Publicado: 27 ene 2023 - 03:32

La fortaleza democrática de un país viene cogida de la mano de la fortaleza de sus instituciones. El nuestro convive con una monarquía de naturaleza parlamentaria desde que, poco tiempo después de iniciado el siglo XIX, un motín encabezados por los suboficiales al mando de la tropa que custodiaba a la reina viuda María Cristina de Borbón durante su periodo de verano, irrumpieron en sus habitaciones personales del palacio de la Granja de San Ildefonso en agosto de 1836, y obligaron a la regente a imponer la Constitución aprobada por las Cortes de Cádiz en 1812.

El llamado “motín de los sargentos”, consiguió rescatar el espíritu de nuestra más popular y más liberal Carta Magna, y obligó a la soberana viuda del mendaz Fernando VII a reconsiderar las leyes y construir un futuro más democrático. Es verdad que no obtuvo las soluciones más perdurables y que en los tiempos inmediatamente posteriores a la regencia cristina y ya con su hija Isabel II en el trono, hubo de todo y no todo deseable, pero aquel episodio consiguió poner fin a los excesos del antiguo régimen y puso los cimientos de una monarquía moderna, liberal y estable.

Por eso cumple preguntarse por qué no se custodian y se preservan las esencias de fortaleza, salud y buen gobierno de las instituciones fundamentales sin cuyo correcto funcionamiento no es posible un Estado de Derecho en condiciones. El disparate inconsciente y no por advertido mejor escuchado y tenido en cuenta que ha significado la ley del “solo sí es sí”, sigue sin exigir a sus redactores la responsabilidad que implica una desastrosa decisión que ha puesto en la calle a un significativo tanto por ciento de delincuentes sexuales. Lo razonable es pensar que un país en el que sus instituciones principales cumplen y gozan de buena salud no hubiera tolerado un desastre semejante y hubiera adoptado las medidas pertinentes para exigir al ministerio autor del desaguisado las consecuencias de sus actos. La ministra responsable debería estar a estas alturas fuera del Gobierno y el poder legislativo volcado en corregir sus errores.

No es así, y no parece que pueda serlo en algún tiempo. Este escenario trazado por incompetencias inexplicables es fruto de la debilidad institucional. Y ese camino es muy preocupante.

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