El estruendoso silencio de Zapatero

Publicado: 16 ene 2025 - 01:05

Está llamando la atención el estruendoso silencio de Zapatero en el asunto de Venezuela, dada su buena relación con el régimen de Maduro, hasta el extremo de que para muchos ha venido actuando como una especie de vice-cónsul del chavismo, con manifestaciones comprensivas con el mismo, lo que le costó que el secretario de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, que es socialista, por cierto, lo calificara en septiembre de 2018 de “sumum de la imbecilidad” por defender la dictadura de Maduro. Otros creen que pretende reservarse un papel de mediador entre la oposición democrática y sus amigos, pese a la escasísima credibilidad que a estas alturas pudiera tener. La duda es si calla por si le parece bien, como a los de Podemos, que hasta ha enviado a su comisionado a la toma de posesión de Maduro, que habla por si solo de la postura de este partido que, no lo olvidemos, forma parte de lo que Pedro Sánchez considera la mayoría social del Gobierno de progreso, etc, etc, etc….

La figura de José Luis Rodríguez Zapatero tiene varios perfiles, el más importante fue el de rectificador de la Transición, por un lado, con su amigo Maragall contribuyó al relanzamiento del proceso independentista catalán con un Estatut que establecía el principio de la asimetría, en cuanto al conjunto, según el caso, de la serie de comunidades que forman el Estado español. Y más grave fue ser el iniciador de la reelectura e interpretación de la historia de España, desenterrando cadáveres que para la mayoría de los españoles quedaran definitivamente sepultados.

En los últimos años, su figura se ha convertido en una especie de pretendido intermediario con el régimen chavista, con el que mantiene una especial relación. Responde a las críticas a la deriva dictatorial de Maduro que el asunto es complicado y que las partes deben negociar. ¿Pero cómo si a los discrepantes se los detiene o son forzados a abandonar el país? Venezuela tiene hoy el mayor volumen de refugiados del mundo, 8 millones de personas, muchos de las cuales están en España. Desde el año 2015, José Luis Rodríguez Zapatero ha realizado más de cuarenta viajes a Caracas. Y se preguntan quién los paga, dónde se aloja, o quien financia esta actividad. Pretende ejercer un papel que nadie le ha otorgado, y es especialmente criticado, sobre todo en Iberoamérica, por su trato personal con el dictador. En esa historia de sus relaciones con el chavismo hay curiosos personajes. El enlace entre Zapatero y Hugo Chávez entre el 2004 y el 2013, fue el embajador español en Caracas, Raúl Morodo, recientemente condenado por la Audiencia Nacional a 10 meses de cárcel, tras un acuerdo con la fiscalía para evitar penas mayores a su hijo, dentro de una trama societaria con la empresa pública venezolana PDVSA, para la comisión de un delito contra la Hacienda por importe de 4,5 millones de euros.

Desde 2016 coincidiendo con el acoso a la oposición y la evolución del chavismo hacia una pura y simple dictadura más, Zapatero pretende figurar como mediador, pese a que el propio Maduro lo considera persona de confianza, cercano a los propios postulados populistas del chavismo, dentro del denominado anillo del presidente usurpador, compuesto entre otros por Delcy Rodríguez, vicepresidenta y mano derecha de Maduro, a quien invitó a Madrid en el 2020 pese a tener esta la entrada prohibida a la UE. Desde 2019, la oposición no se fía de Zapatero especialmente los países democráticos de Iberoamérica, encabezados entre otros por el presidente de Chile, el socialdemócrata Gabriel Boric, quien abanderó las denuncias de fraude contra la resolución del Tribunal Supremo venezolano que ratificó a Nicolás Maduro como ganador de los comicios y presidente., ocultando las actas, pese a las evidencias de fraude electoral y a la victoria del opositor, Edmundo González,

Tras el episodio de la toma de posesión de usurpador, muchos dirigentes europeos e hispanoramericanos se han sorprendido del silencio de Zapatero. Y otra vez, sigue engordando la sombra de la sospecha de la oposición venezolana y española sobre su complicidad con el régimen de Nicolás Maduro. La exministra de Igualdad y eurodiputada de Podemos, Irene Montero, acaba de decir que “nadie pone en cuestión que Nicolás Maduro es el presidente de Venezuela, si bien otra cosa es que haya muchos países que pidan las actas de las últimas elecciones y que la crisis que enfrenta el país se resuelva mediante el diálogo”. Tiene gracia, pero deja claro donde están estos. Otras voces son mucho más claras, como la del expresidente Felipe González, al que le cuesta explicar por qué e Sánchez, no reconoce a Edmundo González Urrutia como presidente electo de Venezuela o lo que es lo mismo, la derrota en las urnas de Nicolás Maduro.

Contenido patrocinado

stats