El “Estai”, desde Namibia

Hace ahora 30 años, en marzo de 1995, Vigo se echó a la calle, primero para protestar contra la invasión y toma de posesión canadiense de las aguas internacionales donde pescaban barcos de la flota viguesa, y después para recibir al “Estai”, que había sido apresado por las patrulleras de Ottawa en un acto de abierta hostilidad que desencadenó la “guerra del fletán”. Guerra en el sentido no solo eufemístico: buques de la Armada española se vieron de frente ante barcos canadienses que tenían orden de disparar. El “Estai” retornó a Vigo tras pagar el secuestro y no volvió a las aguas del Atlántico norte y poco después fue trasladado por la Armadora Pereira al punto más alejado, donde ahora se encuentra, en Namibia. El buque acaba de ser remozado y ha recuperado el nombre -durante unos años fue rebautizado como Argos Galicia- aunque ahora está matriculado en Walbis Bay, la capital pesquera namibia, donde varias empresas de Vigo tienen sociedades mixtas que permiten mantener la actividad. No hay previsión de que vaya a volver a la ciudad donde “nació” y fue declarado “Vigués Distinguido”, un hecho insólito en un barco, símbolo que fue de una batalla dada y perdida. La flota gallega mantiene su posición en el caladero, aunque sus capturas son apenas un 10 por ciento o incluso menos que hace 30 años, y no solo porque el fletán haya disminuido, que también, sino por el reparto de cuotas que anualmente se realiza a través de la organización multinacional NAFO, que Canadá pastorea a su gusto. Pero hay una decisión firme de mantenerse allí, en las más peligrosas aguas del mundo, por una cuestión de honor y prestigio.