Fernando Ramos
La manipulación política de la denuncia contra Suárez
Y hay una cuestión esencial, el Gobierno tiene que gobernar en función del interés general del Estado. ¿Ha funcionado bien hasta ahora el sistema del control de fronteras y competencias sobre inmigración, con el sistema general para el conjunto del Estado? Entonces, qué razones justifican el modelo que se va a implantar en Cataluña. ¿Dado que la Generalitat asume esas competencias, le pone el Estado a sus órdenes los propios efectivos de la Policía Nacional y la Guardia Civil, que son cuerpos nacionales a sus órdenes? ¿Cómo se articula la duplicidad de unos y otros servicios? ¿Y qué van a pensar policías y guardias civiles de que les coloquen a los mossos que cobran más que ellos por la misma función? ¿Vistos los antecedentes y recelos del pasado cómo van a colaborar? ¿Y sobre todo, ¿quién dará las órdenes? Y aparte, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado irán a menos y los mossos a más. Hay un dato relevante: por cada tres soldados del Ejército de Tierra, habrá un mosso.
Pese la solvencia con que el asunto ha sido tratado por reputados constitucionalistas uno se sorprende de que voluntariosos turiferarios de Sánchez metan su cuchara en esta sopa, no ya para opinar, que son muy libres, sino para darnos doctrina a los demás y enseñarnos el recto camino para entender la cesiones a precio o saldo con que el Sánchez acepta las ocurrencias sucesivas de Puigdemont, que le son impuestas una tras otra para asegurarle los siete votos que precisa para dejarlo seguir en la Moncloa. El atrevimiento de estos sujetos es insólito. Y aunque se atreven a repetir la salmodia de la explicación oficial de por qué Sánchez cede el control de fronteras a Cataluña, se evitan las citas que desmontan su discursito y obvian el sentido real del asunto. Por eso, como tantas veces se ha dicho, lo peor de ciertos personajes no son ellos mismos y sus actos, sino sus seguidores o enfermeros de guardia que alivian todas las rozaduras que genere ante la opinión publica los efectos de las trapacerías de los sujetos que veneran.
A estas alturas el asunto ya está centrado en lo que es. Junts, en su camino para ir arrancando para Cataluña, aunque no esté en el gobierno, competencias que vayan configurando a aquella comunidad como el Estado independencia a que aspiran, impone a Sánchez una cesión tras otra. Y tras la amnistía viene la cesión de las fronteras. En su descarada salmodia sanchista, estos turiferarios asumen el propio cinismo de su admirando líder. Y olvidan que éste dijera que los episodios del llamado “procès” no fuera ya un delito de sedición, sino de rebelión, que apoyó las medidas que adoptó el Gobierno del momento, y que dijo que no era admisible no ya los venideros indultos que otorgaría, y menos luego la amnistía. En su rastrera miseria estos tamborileros de Sánchez llegan a culpa al Gobierno del momento en 2017 de la casi secesión de Cataluña y repiten sin pudor que España está ahora más unida que nunca.
Y cómo no sabe de lo que están hablando se limitan a repetir la cantinela que viene de Madrid. Por ejemplo, la cesión de las competencias de fronteras e inmigración a Cataluña no es una mera delegación administrativa. Tiene un carácter de mayor trascendencia efectiva; es decir, simbólico, y no porque lo diga yo, sino porque lo dice Puigdemont y Junts, que resaltan que es un paso en el camino hacia el Estado propio al asumir competencias de tal, como lo son las embajadas o el régimen exclusivo fiscal. Ignoran estos trompeteros lo que Junts activa, como una comisión de seguimiento y ampliación para las competencias que les ceden.
Que estos auxiliares de sala se atrevan a darnos doctrina como papagayos repetidores cual si fueran analistas que saben de lo que hablan con rotunda certeza denota la clase de tropa imprudente que alistada en las filas del sanchismo. No se han enterado de que la propuesta de ley orgánica está redactada con la adecuada ambigüedad para ir encajando la interpretación a la carta que Puigdemont y los suyos, que son los únicos que no engañan en este asunto, y cuya claridad es de agradecer. Las palabras siempre han querido decir lo que dicen, salvo en la interpretación del sanchismo. El artículo 149.2 de la Constitución dice claramente que son competencias exclusivas del Estado en Nacionalidad, inmigración, emigración, extranjería y derecho de asilo. Según la RAE la palaba exclusivo quiere decir que “excluye o tiene fuerza y virtud para excluir. Único, solo, excluyendo cualquier otro”. Parece claro. Y en cuanto al artículo 150.2 sobre aquellas competencias que el Estado puede delegar o transferir a las comunidades autónomas se reducen a aquellas que “por su propia naturaleza sean susceptibles de esa transferencia”. Luego, si la naturaleza de las competencias las califica de exclusivas no pueden ser transferidas. Los trompeteros espontáneos del PSOE no lo entienden, y con la infinita osadía del ignorante, como tienen por repetida costumbre, salen al ruedo, como algunos no se pueden resistir.
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