El duelo, en el tanatorio y el funeral, en la parroquia

Publicado: 02 nov 2025 - 03:00

El mes de noviembre que estamos estrenando, por estar dedicado tradicionalmente a la reflexión sobre las postrimerías de la existencia humana, nos ofrece por eso mismo la mejor ocasión para clarificar, a quienes se dicen cristianos, la adecuada conducta si tuvieran que vivir la circunstancia de que se les muera una persona cercana. Porque con excesiva frecuencia las esquelas constatan tristemente que ni siquiera los que se consideran a sí mismos los mejor formados están quedando a la altura de lo que es correcto hacer en tales casos. Por eso mismo no son el ejemplo a seguir ni los modelos a imitar por los demás, esos que ellos mismos calificarán en ocasiones de peor formados o menos creyentes.

Puestos los andamios de esta reflexión, ahí va de manera sucinta el modo de hacer las cosas como Dios manda y qué es lo que dispone y aconseja la madre Iglesia en estas situaciones. Debería ser innecesario recordarlo pero cuando un ser querido está enfermo lo que se debe hacer es avisar de esa situación a un sacerdote, para que le visite y conforte, sea en el hogar o ahora con mayor frecuencia en los hospitales, que para eso están los capellanes.

Si sucediese el fallecimiento del familiar, ese dato debería notificarse a la parroquia a la que pertenecía y acudía, por caridad, aunque no se vayan a celebrar en ella las exequias. Siempre y por eso también en este caso, hay que tener presente que el lugar propio para la celebración de los actos litúrgicos católicos -bautizos, bodas, comuniones, funerales-, no es el castillo, el pazo, el colegio, el asilo, el hospital, el tanatorio…Es la parroquia en donde vive o a la que acude la familia. En este caso, la familia del finado. Y toda familia cristiana debe saber, aunque la mala praxis lo haya dejado olvidado, que los tanatorios son lugares estupendamente inventados para el duelo, pero no son el lugar adecuado para celebrar el funeral de nuestros familiares católicos. A no ser que lo que se pretenda sea “despachar este asunto cuanto antes”, que entonces sí que es la más correcta elección…

Por eso invito a que entre todos nos esforcemos por lograr que los tanatorios dejen de ser lugares de culto. Son empresas que prestan magníficos servicios ayudando a cumplir de manera digna con el deber de dar sepultura a los muertos, pero no pueden suplantar o sustituir lo que están llamadas a hacer las parroquias. La Parroquia es la casa común de los momentos principales de la vida y de la muerte del cristiano. Por eso en los tanatorios nunca es obligatorio ni debe pedirse, salvo en casos muy especiales, la celebración de misas u otras “celebraciones de la Palabra” que muchos aún siguen confundiendo con la eucaristía o misa.

Será bueno que los que ahora me leéis viváis estas actitudes y convicciones y las difundáis entre vuestros amigos cristianos, pues están fundamentadas en la tradición y la normativa de la iglesia. Y como queda claro el advertir que otros lo hacen no significa siempre que lo que hacen esté bien hecho.

(*) Sacerdote y periodista.

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