Fernando Ramos
La manipulación política de la denuncia contra Suárez
Tras la tormenta que ha devastado toda la franja este del territorio nacional hay muchos interrogantes que se han quedado suspendidos de las nubles de plomo y muchas cosas en las que meditar. Hay también muchas situaciones que necesitan aclaración y muchos comportamientos que necesitan ser explicados pero eso es otro tema que tendrá que afrontarse un día y no muy lejano.
Las causas que se han dejado pelos en la gatera tras este dantesco espectáculo son multitud, y en ellas habrá que abundar a partir de la fecha porque no creo yo que un país serio y supuestamente colocado entre los más avanzados del planeta como es esta pequeña y admirable España deje cerrar la herida aceptando que la naturaleza borracha de ira y violencia puede desatarse sin previsiones previas y la única opción que queda es aceptar lo imponderable y al que le toque le ha tocado. No son maneras en pleno siglo XXI y no corresponde echarle la culpa al sino cuando estamos haciendo cálculos sobre lo bueno y lo malo que nos va a traer la Inteligencia Artificial.
Dos causas han quedado muy tocadas tras este horror y muy necesitadas de una revisión urgente, además de ponderada, sensata y libre de servidumbres y enfoques torticeros. Una de ellas es el desarrollo de la España autonómica y otra es el Ecologismo, ambas de una incuestionable validez en este tiempo que nos ha tocado, pero ansiosas de una revisión normativa que mejore sus condiciones, acote sus desarrollos y coloque sus protocolos en el lugar debido y en las debidas condiciones para ser prácticas. La desastrosa guerra establecida entre administraciones autonómica y del Estado ha sumido la respuesta al embate de la naturaleza en un caos capaz de producir una incuestionable derrota que se salda con más de doscientos muertos y el debate permanente entre los representantes de ambas instancias echándose la culpa unos a otros, mintiendo, dudado, disculpándose y mostrando la peor cara de una organización geopolítica que ha mostrado en este drama su peor cara. El ecologismo por su parte ha demostrado en múltiples ocasiones su validez y la absoluta vigencia de sus posiciones. Pero no siempre, y es lícito sospechar que su intervención e influencia en el tratamiento urbanístico de estas zonas vulnerables del país ha resultado cuando menos, cuestionable. La tragedia ha sido tan terrible que urge darle una vuelta a todas las cosas.
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