“Os do non”

Publicado: 08 abr 2025 - 09:19

Entre nosotros, en Galicia, “os do non” son los militantes y simpatizantes del Bloque. Un apelativo que, como una piel, está adherida al devenir del entramado frentista. Tiene algo de peyorativo y, quizá por ello, ha tenido éxito y permanece anclado en el imaginario colectivo. No será siempre el león tan fiero como lo pintan, pero las últimas semanas han vuelto a traer a los mentideros la vieja, clarificadora, acepción. Y ello, a cuenta de la oposición frontal, sin resquicios para la transacción, que el Bloque contrapone a varios proyectos en la industria, la minería, la madera o el viento. Un notable resultado sobre la opinión pública conseguido con apenas una mediocre movilización social.

Que la actual base productiva de Galicia no da para atraer talento y mejorar los salarios o las pensiones de jubilación, es comprobable en las estadísticas oficiales y a diario entre los jóvenes y los mayores. La industrialización del desarrollismo pasó por aquí como un viento ligero. El tejido productivo, más allá de los gigantes Inditex y Stellantis, alfa y omega de nuestra pujanza, apenas da para taparnos las vergüenzas en el eje Ferrol-Tui. En los sectores primarios, junto al ejemplar desempeño de algunos grupos cooperativos, continúa el abandono masivo de las pequeñas explotaciones agrícolas y ganaderas. En el litoral, la tendencia a la baja de la pesca de bajura y el marisqueo, tampoco encuentran relevo generacional.

El Bloque podría modificar su orbitar en la protesta y la resistencia, para ensayar la ampliación y diversificación de su base social.

Por eso, casi cualquier anuncio de instalación industrial es recibido, a priori, con un bienvenido Mister Marshall y la esperanza dibujada en el rostro colectivo del país. Somos fuertes en viento, madera, agua, en superficies ociosas y en tierras ricas para la minería. No por casualidad, no pocos dirigentes locales nacionalistas son también directivos de comunidades de montes expertas beneficiarias en el ciclo rápido del eucalipto; como tampoco es excepcional que alguno de los municipios que gobierna el BNG sea intensivo en la implantación de eólicos.

En esta senda del pragmatismo, sería positivo que el BNG, eficaz en la reabsorción de sus disidencias y consolidado como segunda fuerza política del país, diera un paso más. El que va de la denuncia, la pancarta y la reiterada dramatización existencial a hacerse cargo de la situación de las personas; un poco más de compromiso práctico con las necesidades materiales de la gente. En el proceso de interiorizar su aspiración a gobernar, el Bloque podría modificar su estereotipado orbitar en la protesta y la resistencia, para ensayar la ampliación y diversificación de su base social y profundizar con realismo en las políticas de impulso del país de todos. Un ámbito apenas explorado en el que debe internarse quien aspira a gobernar Galicia.

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