José Teo Andrés
Más difícil fue la Universidad de Vigo
A finales de los años setenta surgió en Vigo un movimiento a favor de la creación de una universidad para el Sur de Galicia, que así se denominaría, tomando como base el colegio universitario existente. Parecía misión imposible, pero diez años después se consiguió. Y además, se denominó Universidad de Vigo gracias a una enmienda de Camilo Nogueira, al que hay que dar las gracias. La aprobación formal llegó por parte del socialista Fernando González Laxe, presidente entonces de la Xunta, que de propina regaló a Coruña una universidad que nadie pedía, desde luego no como en Vigo. Así se escribe la Historia.
Algo menos de 40 años después Coruña nos va a devolver el favor al haber puesto encima de la mesa la aprobación de una facultad de Medicina para su universidad, que lógicamente llevaría aparejada otra en Vigo por motivos de sobra conocidos y tras el disparo en el pie de la USC, que tuvo una última oportunidad para mantener el grado único en Galicia. El rector de la USC todavía cree -o dice que cree- que es posible recuperar el pacto que Santiago hizo saltar por los aires cuando ya estaba todo aclarado. Nunca se sabe, pero todo apunta a que ese tren ha pasado definitivamente.
No será fácil ni rápido lograr la titulación de Medicina en Vigo, pero mucho más difícil era conseguir la universidad. Si es una facultad pequeña, ya crecerá. Y no se olvide que la Universidad de Vigo es lo mejor que le ha pasado a esta ciudad en el último medio siglo. Por detrás estaría la creación, por el Gobierno de Aznar, de las salas de la Audiencia, que permitieron romper el bloque provincial y abrir la puerta a que juzgados y servicios administrativos estuvieran fuera de la capital. Como así ha sido desde entonces. Hasta el punto de que el INE incluye a Vigo ahora en sus estadísticas específicas de grandes ciudades, donde ya no solo aparecen las capitales. Eso que hemos avanzado.
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