detroit, vigo

Un mes después, la vida sigue igual en la Muy Leal y para un -digamos- recién llegado de Marte los titulares parecen congelados en el tiempo. La semana se inició con Peinador y la vuelta al manido discurso que sirvió de base para la fallida manifestación que desembocó en un debate estéril y una declaración por la que una Administración exige a otra que gaste determinado dinero. El asunto de fondo, sin embargo, es que el aeropuerto vigués depende de los negocios, no del turismo.

En este mes, el naval continúa en el mismo punto, con Barreras sin noticias de Pemex -grave problema político y social para Feijóo, que hipotecó su palabra hasta el fondo- y el fantasma de Almunia sobre Vigo. Además de la decisión insólita del comisario empeñado en liquidar el sector, algo habremos hecho mal cuando en otras ciudades españolas sí han comenzado a contratar barcos aprovechando el nuevo tax lease aprobado hace unos meses.

Vigo, mientras cruza los dedos para que PSA siga con sus planes con éxito creando empleo e impulsando la economía local y su puerto, puede mirarse en el espejo cóncavo de Detroit, que fue doblemente capital mundial de la industria de la automoción y de la música. Este verano su ayuntamiento se ha declarado en suspensión de pagos.

Detroit era además deuna gran ciudad, una capital industrial y cultural de primer orden que ha sufrido un brutal declive acelerado desde su ayuntamiento gracias a decisiones equivocadas, a menudo populistas y cortoplacistas aderezadas con obras caras y sin retorno que no ayudaron a mantener la actividad económica sino que añadieron gastos. A ello se añadió una propaganda contra la clase media que empujó a un progresivo éxodo de la población hacia ayuntamientos vecinos. El resultado final: por falta de ingresos, algunos de los servicios no pudieron pagarse, comenzando por los más accesorios y acabando con los esenciales.

De momento, peligra la continuidad del Auditorio de Beiramar, quizá excesivo para la demanda de la ciudad. Así empezó a retroceder Detroit. Vigo sufrió en 2012 el mayor retroceso demográfico en su historia reciente. De momento no es una tendencia consolidada.

Pero no todo sigue igual. El Ciudad de Vigo desaparece del calendario. Otro éxito.