Fernando Ramos
La manipulación política de la denuncia contra Suárez
Una de las exigencias de los ciudadanos a sus políticos es que no mientan, que digan la verdad, que sean previsibles, como presumía Mariano Rajoy. Por eso la llegada de Elon Musk a la política es una buena noticia. Que permita las mentiras y los bulos o los fomente en su red social ‘X’ es otra cosa, porque es un empresario que quiere ganar dinero. Pero como político acaba de hacer una propuesta que no engaña a nadie: quiere contratar para su nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) a trabajadores con alto coeficiente intelectual que estén dispuestos a trabajar 80 horas a la semana, el doble de la jornada laboral española, para dedicarse a despedir funcionarios y recortar el gasto público. Solo se entienden las prisas y el trabajo a destajo si es para acabar pronto y poder anunciar a su jefe, Donald Trump, que la DOGE ya no es necesaria, que ya no queda nadie parasitando el dinero público y que su última acción será su autodespido, después de haberse cargado a los de las 80 horas.
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