Ciudad para los animales

La comparación entre mascotas y niños es un clásico por las derivadas sociológicas y económicas del fuerte incremento de los primeros y el descenso en picado de los segundos y las interrelaciones reales o no entre ambos factores. A los dueños de animales no les suele gustar la mezcla de ambos conceptos, porque en efecto se pueden tener mascotas e hijos, pero lo cierto es que se ha producido un cambio inversamente proporcional: suben sin parar los animales de compañía mientras caen sin remedio los nacimientos. En 2025 se alcanzará el récord negativo en natalidad en Vigo, con total seguridad en vista del primer semestre, y también el positivo de mascotas, por la misma razón.

Pero la estadística está ahí: en la actualidad hay en Vigo apenas 48.000 jóvenes y niños menores de 20 años, que son algunos miles menos que mascotas. Y todavía son muchos menos si se acota a los menores de 16 años, que llegan a 38.000, es decir ya hay una distancia de 22.000. Se trata de un fenómeno global, que se nota especialmente en las ciudades y que en Galicia tiene a Vigo como su epicentro. En 2023 se bajó de la barrera de los 3.000 nacimientos al año, la mitad de los que había en el siglo XX. Y desde 2008 hasta 2024, un período relativamente corto, la natalidad se hundió en Vigo en un 50 por ciento, muy por encima del promedio de España (38%) y de Galicia (el 40 por ciento). Ninguna otra ciudad gallega ha sufrido un desplome tan severo y con tanta rapidez, aunque todas ellas han notado y mucho la crisis demográfica, con un retroceso medio en torno al 40 por ciento. Pero Vigo se lleva la palma: cada vez hay menos niños en las calles y muchas más mascotas. Hay playas caninas y proliferan los parques específicos para los animales de compañía, como el que se va a construir en Barreiro, de mil metros cuadrados. No ha sido el primero, tampoco será el último porque así está la ciudad: en pleno decrecimiento de personas y auge animal. Habrá a quien le guste. A mí no.