Fernando Ramos
La manipulación política de la denuncia contra Suárez
El pasado 29 de noviembre de 2021 se anunció que la Comisión Europea preparaba un borrador de Tratado sobre Gibraltar, entre la UE y el Reino Unido, de acuerdo, teóricamente con las directrices conocidas. Los acuerdos definitivos deberían concretarse estos días en Bruselas. Los expertos no confían en un próximo desenlace, dada la postura británica sobre las cesiones que le otorgaría la Unión Europea a su colonia. Quieren más. Las últimas noticias al respecto indicaban que, a estas alturas, las posturas siguen distanciadas y sobre todo, el equívoco papel del Reino de España como territorio de la UE frontera con la colonia. En ese sentido, pleno de optimismo, el ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, José Manuel Albares, de acuerdo con su colega británica Liz Truss, acaba de manifestar que esperan que el acuerdo que actualmente negocia la UE con Reino Unido sobre Gibraltar esté concluido cuanto antes, a ser posible antes de final de año.
Albarés dice que España cumplirá sus compromisos y que la verja será derribada del lado español. Como se recordará el Reino Unido y Picardo consideran un ataque a su soberanía que España vigilara la frontera de Gibraltar, ya que “la propuesta de Bruselas socavaba la soberanía de Reino Unido sobre Gibraltar y no podía ser la base para negociar”. Ahora, el Brexit es una bendición para que la colonia mejores su estatus como paraíso fiscal, los llanitos adquieran propiedades (y se ahorren el pago de impuestos mediante las cesiones de España en cuanto a los días que teóricamente viven del otro lado de la verja). El peñón va a consolidar su sistema fiscal peculiar, con meros retoques aparente, con respecto a España, que la han convertido en el tercer enclave con mayor PIB per cápita del mundo tras Luxemburgo y Qatar. Resulta insólito que Gibraltar vaya a disfrutar de una situación todavía más ventajosa que cuando su metrópoli colonial estaba dentro de la UE y del Tratado de Schengen. Es evidente que se ha perdido la histórica oportunidad que la salida del Reino Unido de la Unión brindaba para avanzar en la postura española que todos los gobiernos de España mantuvieron históricamente hasta Zapatero y Sánchez.
A las pocas horas de aquel 31 de diciembre de 2020, en que muy ufana la entonces ministra de Exteriores, Arancha González Laya, proclamara el acuerdo del Gobierno de España con el Reino Unido, para que la colonia de Gibraltar permaneciera con todas las ventajas dentro del espacio de Schengen, el premiar gibraltareño Picardo, y su homólogo británico Dominic Raab la desmintieron. El Reino Unido no permitiría acto alguno que cuestionara su soberanía sobre la roca, incluido el espacio usurpado en el istmo, de modo que ninguna autoridad española entraría en su territorio para controlar el tráfico de personas o mercancías en su puerto o aeropuerto. Y en ahí estamos. No serán nuestros aduaneros ni guardias civiles lo que asumen esa misión, sino funcionarios administrativos del Frontex. "Iniciamos una nueva etapa", escribió en Twitter el presidente del Gobierno español, el Pedro Sánchez, tras darse a conocer el resultado de las negociaciones "que nos permitirá eliminar barreras y avanzar hacia una zona de prosperidad", según dijo.
El fraude fiscal, derivado de su especial régimen, que perjudica a la Hacienda española y el contrabando financian tradicionalmente un modo de vida que hace de la colonia el tercer lugar del mundo con mayor renta. Y la colonia coloniza a su vez el campo de Gibraltar. En el libro “Gibraltar, la segunda rendición”, del que son autores el ex ministro de Exteriores José Manuel García-Margallo y Fernando Egudazi, que fue secretario de Estado para la unión Europa, se plantea una cuestión esencial en la que se apoyan el gobierno de la colonia y los gobiernos que en España han cedido a sus pretensiones. Ambos autores se preguntan si el interés de los 10.000 españoles que entran a trabajar la colonia podría compararse con el Gibraltar causa al conjunto de la Hacienda y de la sociedad española, y si habría forma de atender el interés de estas personas sin medidas que perjudican al conjunto de los españoles. El Acuerdo Internacional sobre fiscalidad y protección de los intereses financieros entre España y Reino Unido sobre Gibraltar entró en vigor el 4 de marzo de 2021.
En este sentido, hay un aspecto especialmente llamativo, el hecho de que los gibraltareños con casa en España, donde residen buena parte del año, eludan, mediante diversas triquiñuelas ---como el que sus viviendas son propiedad no personal, sino de sociedades que residen en la colonia--- el pago de impuestos diversos, entre otros, el de circulación de vehículos, tanto en La Línea como en otros lugares del Campo de Algeciras y otros lugares de las provincias de Cádiz y Málaga principalmente.
La retirada de la verja por la parte española no solamente tiene el aspecto simbólico de reconocer la soberanía británica sobre el espacio usurpado al margen del Tratado de Utrecht. Al desaparecer de facto la frontera, los habitantes de la colonia podrán incrementar, a su comodidad el uso del espacio y los servicios públicos de su entorno más inmediato extendiéndose todavía más hacia Sotogrande –donde el premiar Picardo tuvo una casa— y las zonas costeras de Cádiz y Málaga.
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