Fernando Ramos
La manipulación política de la denuncia contra Suárez
Si por las versiones que nos llegan, hay un principio de acuerdo como anticipo a uno definitivo de paz en el conflicto de Gaza, además de celebrarlo por todo lo alto, habremos de reconocer un par de conceptos extraídos a vuelapluma de la escueta noticia de cuyo real alcance todavía no podemos hacer otra cosa que manejar cálculos, cábalas y mucha y seguramente justificada esperanza. Las impresiones que nos inspira este adelanto son un principio y en primer lugar, que un sujeto como Trump ha sido capaz de obtener lo que no había obtenido nadie. Y en segundo, que la Unión Europea se ha visto reducida al papel de mero observador en las negociaciones sin pinchar ni cortar nada, una circunstancia que recorta dramáticamente el pretendido intento de nuestro jefe de Gobierno de incluirse en el cotarro. Como estrambote de esta realidad que coloca a Europa en postura de simple observador de una gran maniobra a varias bandas –Qatar, Estados Unidos, Israel y Palestina que en este caso es representada por Hamas, especialmente, a cuyo núcleo principal hay que añadir la defnitiva participación de Turquía, Egipto- la alegre excursión de la flotilla movilizada en embarcaciones de recreo para llevar ayuda a los gazatíes, se ha quedado reducida a una simple y ligeramente ridícula anécdota que narra una aventura que parece ideada por una asamblea de penenes universitarios de los viejos tiempos y que ha servido para recuperar la figura de Ada Colau en el papel cómico dramático que ha representado toda la vida y que le ha salido sorprendentemente bien hasta el punto de que ha sido capaz de convertirla por mediación de designio inescrutable y milagroso, en alcaldesa de Barcelona.
La aventura ha puesto en ridículo nada menos que a una fraga de la Armada, obligada a darse la vuelta para no provocar un serio conflicto internacional –si Podemos hubiera ostentado la presidencia, hoy estaríamos en guerra con Israel- y ha tenido un impacto internacional más que moderado cuyo trascurso pudo incluso entorpecer las operaciones diplomáticas de altísimo nivel encaminadas a obtener un alto el fuego y nos ha costado una fortuna a los contribuyentes para obtener un lamentable rédito. Vuelta a casa y recibimiento en Barajas para narrar una sabida historia de ultrajes y manguerazos. Así nunca pintaremos nada.
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