Aprieta Leixoes, triunfa el Sá Carneiro

Oporto aprieta y cada vez más, por mar (Leixoes) y por aire (Sá Carneiro). Hace unos días contaba en este diario Carlos Botana, el presidente de la Autoridad Portuaria viguesa, que ahora sí, Leixoes, la terminal marítima de Oporto, ha puesto en marcha un proceso de búsqueda de clientes entre las mercancías que mueve Vigo: alimentos (pesca y fruta), coches y contenedores, los tres pilares sobre los que se sostiene el tráfico local, en auge con 5,5 millones de toneladas el pasado año, sin apenas graneles, que incrementan mucho las cifras, pero aportan muy poco, además del riesgo que suponen. Así que Leixoes ha decidido desarrollar una política agresiva comercial y el Puerto está atento: ya es un rival y directo, lo que no resulta necesariamente malo, por cuanto obliga a no relajarse ni perder de vista los objetivos. Pero Leixoes tiene a favor dos cosas de las que carece Vigo: el apoyo de su Gobierno al desarrollo de ampliaciones y rellenos para ganar capacidad y su designación como puerto nodal (principal) de la UE.

En cuanto al aeropuerto, la batalla está ganada hace años y cada vez de forma más evidente. El despegue del Sá Carneiro coincide con el declive del sistema aeroportuario gallego, que nunca llegó a conformarse como tal, enzarzado en peleas. Oporto atrae cada año 1,2 millones de viajeros gallegos y esta cifra no va a bajar en absoluto. Es posible que crezca con la pérdida de rutas en Santiago y Vigo y aún más si se construye, que lo dudo, el AVE directo desde Vigo a Oporto, con parada en el aeropuerto luso, a 45 minutos de Urzaiz: competencia invencible. No olvidemos que el despegue de Oporto se produjo cuando se privatizó la gestión y los nuevos responsables pusieron en marcha una exitosa campaña de captación de enlaces y viajeros. Los expertos consideran que Peinador tiene una gran oportunidad por el vacío de Ryanair en Santiago, pero la verdad, también lo dudo.