Fernando Ramos
La manipulación política de la denuncia contra Suárez
A lo largo de la Historia, el fenómeno que refleja la poderosa influencia de una amenaza exterior capaz de eliminar resquemores, derribar muros de incomprensión y contribuir eficazmente a una respuesta compartida, es uno de los episodios más repetidos a lo largo de nuestra trayectoria como país, y eso que somos uno de los más antiguos del mundo. El ejemplo más comúnmente destacado de respuesta a una agresión exterior suele elegir la que el pueblo español mostró ante la invasión de los franceses cuyo victorioso ejército sufrió el primer revés de su extensa trayectoria de sonadas victorias cuando, a partir de la sublevación de 1808, comenzó a acosar al invasor hasta derrotarlo el 19 de julio de aquel año en Bailén. No fue el único ejemplo. Antes habían existido los romanos o los diferentes invasores árabes, más tarde y posteriormente se produjeron ejemplos de unidad ante el acoso exterior en la finisecular crisis de Cuba ante la prepotencia y el deshonor norteamericano que se inventó el ataque al acorazado “Maine” para maquillar su agresión.
Ciento veintisiete años después, ha sido otra agresión injusta y unilateral protagonizada por los Estados Unidos la que parece haber convencido a nuestra clase política de la necesidad de contestarla en bloque y sin fisuras. Si en 1898 el presidente McKinley se apoyó en el engaño y apeló a la complicidad de sus amistades con los magnates de la prensa para promover un subterfugio que le permitiera atacar impunemente a un país soberano con el que supuestamente no tenía conflicto alguno, en 2025 su sucesor Donald Trump ha planteado un ataque de impensables proporciones a la economía global convirtiendo seculares aliados, colaboradores y supuestos clientes –como nosotros mismos- en víctimas de una política arancelaria de incalculables consecuencias. Aunque las medidas del Gobierno español están por ver y la respuesta del Ejecutivo que preside Sánchez es tan evanescente e imprecisa como siempre –sabemos que va a invertir 14.100 millones en un plan de choque para defender a los sectores industriales y laborales más afectados, pero no tenemos ni la más remota de idea de cómo se va a organizar el operativo ni de dónde va a salir el dinero- parece que la oposición ha respondido ofreciéndose para respaldarlo y contribuir a su aplicación sin condiciones. Algo es algo.
Contenido patrocinado
También te puede interesar
Lo último