Dos aciertos, en Guixar y Beade

La relación de Vigo con la empresa Sogama es larga y mutuamente provechosa, remontándose a hace 30 años, cuando el cierre del vertedero del Zondal, que amenazaba con venirse abajo y que suponía una agresión ambiental inaceptable. El ayuntamiento vigués optó por sumarse al sistema de la Xunta, que exigía instalar una planta en una zona industrial para comprimir los residuos y enviarlos a Cerceda en tren. El único lugar que reunía esas dos condiciones era una pequeña parcela en Guixar, así que allí se decidió instalar, y el resto es bien conocido, en uno de los episodios más lamentables de la historia local gracias a sobredosis de fake news cuando todavía no se habían inventado que alentaron una especie de kale borroka que se llevó por delante al alcalde de entonces. Pero la planta allí siguió y sigue, porque era el emplazamiento adecuado, mientras aquel movimiento desapareció.

El BNG acaba de retomar el hilo y mantiene que Sogama es el infierno y reclama la salida para un supuesto edén donde la basura desaparece por arte de magia. Los datos objetivos dicen otra cosa y la mayoría de ayuntamientos están en el sistema, entre ellos unos cuantos donde gobierna el BNG, como Pontevedra, que podría ir por libre y no lo ha hecho. Otros montaron sus propios modelos, como Barbanza y A Coruña, y en ambos casos con notorios fracasos: el grupo del Barbanza está a punto de tirar la toalla y unirse a Sogama y la planta de Nostián coruñesa ha dado síntomas similares.

También acertó Vigo con la ubicación del nuevo hospital, que hoy puede parecer alejado, pero que cuenta con espacio suficiente para ampliarse y no quedar constreñido, lo que pasó con el Xeral, que no daba más de sí por falta de espacio. El ámbito del Cunqueiro tenía a favor superficie y dos viales de alta capacidad para conectarse con el resto de la ciudad y el área metropolitana, al que sirve el hospital. Además, forma parte del nuevo Vigo, con el campus, el Parque Tecnológico y la urbanización de Pereiró-Castrelos, la que más problación ha ganado de la ciudad. Con toda seguridad, dentro de 20 años el Cunqueiro será un barrio más, como ahora Navia.