El cierre de oficinas bancarias deja a Vigo con un centenar

La provincia cuenta con 300 sucursales de entidades financieras, un 40% menos que hace una década. La reestructuración se frenó en los dos últimos años

Clientes entrando en una oficina bancaria en Vigo.
Clientes entrando en una oficina bancaria en Vigo. | J.V. Landín

Cinco años después de la profunda reestructuración bancaria vivida en España, el cierre de oficinas persiste aunque de una forma mucho más debilitada. En la actualidad -datos del Banco de España a cierre del primer trimestre del año- en Vigo hay un centenar de sucursales, que suponen el 35% del total de la provincia. A nivel provincial están activas 300, prácticamente la misma cifra que en 2024 -había 306-, si bien el descenso es muy acusado si lo comparamos con años atrás, ya que supone una caída de un 30% con respecto a la prepandemia y de un 44% en relación con hace una década. Es decir, que la provincia perdió más de 240 oficinas bancarias desde 2005.

Si retrocedemos a la crisis financiera de 2008, en el conjunto de Pontevedra llegó a haber 800 sucursales de las antiguas cajas de ahorro y de bancos, que hoy dominan el mercado financiero tras la oleada de fusiones que se produjo a partir de entonces con la consiguiente reestructuración.

Galicia llegó a tener 2.500 oficinas hace una década y en la actualidad cuenta con un millar repartido así: 400 en A Coruña, 300 en Pontevedra, 163 en Lugo y 139 en Ourense, según el boletín estadístico del primer trimestre del año del Banco de España.

La comunidad gallega es una de las que supera el umbral de las 1.000 en un ranking que está encabezado por Andalucía con 3.000 sucursales, seguida de Cataluña con 2.100. Hay varias provincias españolas que se encuentran por debajo del umbral del centenar, como son Zamora, Soria, Palencia, Ávila y Segovia. En el conjunto del territorio nacional están registradas algo más de 17.300 sucursales frente a las 45.500 que llegó a haber en 2008 antes de la reestructuración bancaria y las fusiones que se produjeron, que en Galicia culminó con el nacimiento de Abanca.

La nueva banca apuesta por oficinas digitales y de mayor especialización en detrimento de las convencionales, donde Vigo lleva la delantera en Galicia. Son sucursales tecnológicas que cuentan con asesoramiento especializado, muy lejos del concepto tradicional de caja a la que acudir con la libreta de ahorros para actualizarla y de despachos cerrados. Las de ahora son ultra modernas, con un fuerte componente tecnológico y apuestan por espacios de grandes dimensiones y abiertos.

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