Ocho refuerzos célticos

Termina el año, comienza otro y los equipos de atletismo se renuevan. Con el nuevo cambian las licencias y los conjuntos del Celta están en ese proceso de despedidas y llegadas que surge en los últimos meses de cada ejercicio y que es clave para configurar las formaciones y el potencial que darán a sus equipos en la Liga de Clubes, la principal competición por entidades, y, después, a nivel individual.

En lo referente al Real Club Celta de Atletismo, la entidad incorpora a dos atletas de calidad contrastada. Uno es el vigués Jacobo Soler, que recala en el club de su ciudad y que ya sabe lo que es ser finalista en Campeonatos de España de 400 metros. Buscará un año en el que recuperar su mejor versión, aunque en el último ejercicio se mantuvo con buenos tiempos en su distancia principal. Será una de las bazas principales del equipo.

También lo será el joven Xoel Franco, que lleva meses bajo la tutela de Manu Martínez Ageitos y con el cambio de año pasa del Beade al Celta. El joven es una de las principales promesas del atletismo vigués en la parcela de fondo. Mario Costa, también fondista, y Erik Fernández, velocista de 200 metros, completan el cuarteto de llegadas al equipo masculino.

Por su parte, el Atletismo Femenino Celta, que sufre un número notable de bajas, pudo cerrar las llegadas de Manuela Galera (400 vallas), Paloma Sobrido (800 y 400 metros) y la triplista Alba Comesaña. A ellas se añade la fondista Sara Castillo, una deportista con importantes éxitos en el atletismo popular y en el triatlón y que buscará aportar dentro de la pista a la formación céltica.

Son los movimientos para un Celta que, como es habitual, sufre varios cambios año a año. Además de las incorporaciones, es preciso añadir que los jóvenes canteranos incrementarán su presencia con motivo de su madurez. Dos casos son los jóvenes Yoel Santana y Olivia Gutiérrez, especialistas en pruebas combinadas, y que entran en la edad juvenil en 2026 tras conquistar el título de España en el curso que ahora termina.

No serán los únicos que puedan dar el salto dentro de un Celta que, un año más, buscará hacer el mejor papel posible dentro de la Liga de Clubs, una competición en la que el pasado curso tuvieron el susto del descenso a la tercera categoría del equipo femenino que, finalmente, mantiene la Primera División por renuncias de otras formaciones. Intentarán no pasarlo tan mal en el 2026 que ahora comienza.