Fútbol | segunda federación
Dos manantiales cantábricos
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Más allá de la Ría de Ribadeo, pasando por Asturias y hasta el otro lado del río Deva. Allí surge Cantabria, tierra que, al igual que todo el gran norte, vive a todo color, entre el verde de prados y bosques y el azul del mar. Fértil. También en lo futbolístico. Porque allí encontró el Coruxo un filón doble este verano. Dos manantiales de los que brotan goles sin parar. Javi González y Mateo Gandarillas han tenido incidencia directa en el 77% de los tantos del Coruxo esta temporada. Es lo mismo que decir que han participado en 13 de los 17 que suma el equipo verde, con 16 intervenciones decisivas entre ambos y tres dianas firmadas por uno y servidas por otro. “Eso es que estamos haciendo las cosas bien”, dice Javi, que marcó 5 veces y asistió 3. “Nos sentimos encantados de ayudar”, añade Mateo, que metió 3 balones en la jaula y regaló 5.
“Somos muy complementarios”, resume el propio Gandarillas. Tiene razón. Sobre el terreno de juego, su compinche es vertical y definidor gracias a su letal disparo. Él, en cambio, se comporta como un extremo clásico. Abierto en la derecha, con capacidad de desbordar y facilidad para centrar y asistir. Natural de la preciosa localidad de Bádames, llegó procedente del Escobedo, al que saltó desde el filial del Racing. “Conozco al Coruxo desde siempre y cuando mi representante me comentó que había una oferta, por mi parte fue un sí”, recuerda el extremo de 24 años.
“Me volví un poco loco con ese gol al Lealtad; fue como quitarnos de encima una losa de 50 kilos”
A pesar de ser paisanos, los dos se conocieron en Vigo. Javi es más joven, acaba de cumplir 20 años, y es una joya que, incomprensiblemente, no detectaron los grandes radares. Santanderino, del barrio de Peñacastillo, pasó 10 años en la cantera del Bansander y el curso pasado destacó en el Bezana de Tercera. “Fue un año muy bueno. Me ayudó a crecer”, subraya, mientras recuerda una victoria juvenil en Fragoselo con gol suyo de falta en el 90. “Quién me iba a decir que acabaría en el Coruxo”, comenta entre risas.
Ya en Vigo, sorprendió a todo el mundo por su extraordinario golpeo con la zurda. También a Gandarillas. “No lo conocía y me sorprendió que firmasen a alguien de la Tercera cántabra. Pero ya en el primer partido de pretemporada metió por la escuadra. Le pega de locos”, apunta el Mateo, que sí estaba controlado por su compañero. “Lo había visto jugar. Cuando fiché, ya sabía que iba a estar él. Desde el primer día, conectamos mucho. Quizá por ser paisanos”, bromea.
El caso es que su conexión se trasladó al césped y los números hablan por sí solos. En todos los partidos que vio puerta el Coruxo, al menos uno de los goles llevó la firma de los cántabros. Y, por supuesto, su participación en esta racha de cuatro victorias está siendo primordial. Cuatro tantos para Javi. Dos asistencias y una diana para Gandarillas. Un gol, el suyo ante el Lealtad para ganar 1-0 en el 90, que fue clave en el renacer verde. “Me volví un poco loco porque, además, era el cumple de mi hermano y había venido mi familia a verme”, confiesa el extremo. “Fue como quitarnos de encima una losa de 50 kilos”, reconoce.
Y tanto. El conjunto vigués llegaba con solo tres puntos de últimos 15 en juego y ese triunfo agónico inició un pleno de 12 de 12, levantando los brazos en Soria (1-2) y en Valladolid (0-3), además de frente al Sámano en casa (4-1). “El partido del Lealtad nos dio moral y ahora estamos demostrando nuestro potencial”, señala Javi.
“Que los de arriba marquemos y asistamos le hace muy bien al equipo; ¡pero sin obsesionarse!”
Los tantos fabricados por el dúo, además de los 5 que suma el ariete Xabi Sola, están siendo fundamentales. “Que los de arriba vayamos marcando goles y regalando asistencias le hace muy bien al equipo”, sostiene el joven atacante santanderino, que primero partía de un costado, pero, últimamente, actúa como falso 9. “El míster me dijo que le iba a beneficiar a mi fútbol y yo me siento cómodo”, destaca González, que insiste en que “hay que seguir así” y en su voluntad de “crecer en lo personal y en lo deportivo” para ayudar al Coruxo. “Cuantos más goles metamos, será mejor para todos. ¡Pero sin obsesionarse!”, apunta.
En ese sentido, Gandarillas también se muestra agradecido a Javi Pereira. “Nos da mucha libertad y confianza para que inventemos y saquemos nuestros recursos”, explica sin querer ver mucho más allá del siguiente partido, el de este domingo contra el Ávila en O Vao (12:00). “Ya es mi quinto año en la categoría y por eso tengo claro que es mejor ir poco a poco a por esos 45 puntos. Y si los conseguimos pronto, a por el play-off a muerte”, concluye, mientras su paisano concuerda. Será más fácil lograrlo con los dos manantiales cantábricos que tiene el Coruxo a orillas del Atlántico.
Aunque les separan casi 5 años, tanto Mateo Gandarillas como Javi González están viviendo fuera de Cantabria por primera vez. “Tenía ganas”, subraya el mayor de los dos tras toda una vida en la estructura del Racing y el curso pasado en el Escobedo. “Siempre llegas con la incertidumbre de cómo será, pero desde el primer momento ha ido muy bien”, enfatiza Mateo. “Es una adaptación progresiva, pero perfecta”, destaca.
En la misma línea se pronuncia Javi. “Al ser pequeña, Cantabria no siempre abre tantas puertas. Por eso decidí salir de casa”, reconoce, mientras desvela que su integración ha sido muy similar a la de su compañero. “Los primeros días fueron un poco más complicados. Pero Galicia, Asturias y Cantabria son similares. El estilo de vida es muy parecido y me siento muy cómodo aquí”, explica.
Ambos coinciden en lo mucho que les gusta Vigo, aunque estos días, con las luces de Navidad, “mejor no mover el coche”. Y como están pudiendo ver a sus familias más o menos a menudo, no han tenido mucho tiempo para echar de menos su tierra. Eso sí, presumen de ella. “En Cantabria se vive mucho el fútbol”, coinciden desde su nueva casa, en la puerta del Atlántico.
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