Alice Finot: "Soy un producto gallego de marca francesa"

Atletismo

La campeona de Europa y récord continental del 3.000 obstáculos repasa lo vivido y lo que queda por vivir en la entrevista especial de Navidad de Atlántico

Alice Finot: "Soy un producto gallego de marca francesa"

Cuando Alice Finot (Montbéliard, Francia, 1991) llegó hace una década a Ponteareas para trabajar como ingeniera, no estaba en su cabeza correr el 3.000 obstáculos, ni mucho menos hacerlo en 8:58.67 para batir el récord de Europa en unos Juegos Olímpicos dos meses después de ser campeona continental. Pero una cosa llevó a la otra. Del amor a su pareja, que la trajo aquí, a enamorarse del atletismo y de un área de Vigo que ya siente como su casa. Más aún en Navidad, cuando su familia viene a pasar las fiestas. Es buen momento para charlar de lo vivido y de lo que queda por vivir.

¿Le gusta la Navidad?

¡Sí! Además, siempre estoy en Vigo por estas fechas. Aunque es diferente porque no hay nieve, pero mi familia siempre viene a pasarla conmigo porque les encantan las fiestas aquí.

¿Cómo la recuerda en su casa?

Siempre iba a esquiar a los Alpes. Por eso te hablaba de la nieve, porque era una semana de esquí. Tenía un toque especial.

¿Se enamoró en aquellos tiempos del atletismo?

Pues la verdad es que no. En aquel momento estaba enamorada de la hípica. Y, de hecho, había venido a Vigo con mi caballo en 2016.

O sea, que de adolescente no practicaba muy intensamente.

Practicaba porque necesitaba correr y gastar esa energía que tenía. Pero hacía hípica, esquí, escalada... De todo. Fue cuando llegué aquí para trabajar de ingeniera que sentí ganas de volver a correr.

"Nunca me planteé llegar a unos Juegos, pero hubo un momento en el que pensé que podía llegar a esos niveles"

¿Qué pasó con la hípica?

Fui campeona de Francia el año que me vine aquí. Por eso decidí seguir. Pero es un deporte muy caro y la mitad de mi sueldo de ingeniera me lo gastaba en el caballo. Así que me enganché al atletismo.

Vino aquí por amor, pero esa llama prendió al otro lado del mundo.

Tal cual. Fuimos a estudiar los dos en Taiwán y allí nos conocimos de fiesta. Hubo buena ‘vibra’ y seguimos viéndonos. Me propuso hacer una media maratón. En aquella época rodaba un poquito y no mucho más. Pero como no quería decepcionar al chaval, dije: “¡Venga!” Gané en mi categoría y en ese momento me enganché al atletismo, me enganché al ponteareano y, al volver de Taiwán decidí mudarme aquí porque lo había venido a visitar y me encantó la zona.

¿Cómo se cruzaron Manu Ageitos y el Celta en su vida?

Al mes de mudarme quise fichar por un club. El Celta era el más grande de la zona y Manu Ageitos, el entrenador de medio fondo. Fue una feliz coincidencia encontrar a una persona que consiguió llevarme nueve años después al nivel más alto que podía esperar.

"El Celta me pidió que hiciera el 3.000 obstáculos en la Liga y automáticamente descubrí una pasión dentro de mi pasión"

Imagino que cuando empezó no pensaba en llegar a ser la mejor de Europa. ¿Cómo fue el proceso?

Lo tienes que disfrutar. Nunca me planteé llegar a unos Juegos, pero hubo un momento en el que pensé que podía llegar a esos niveles. Fue ser la mejor de mi grupo, la mejor del club, la mejor de Galicia, coger ficha en Francia e intentar ser la mejor del país, luego nivel europeo e internacional... Las cosas fueron muy poco a poco y sin expectativas, así que no quemamos las etapas. Nos alegramos de cada objetivo pequeño y asentamos las cosas para volver a construir cada vez. Manu también creció conmigo. Crecimos juntos.

¿Por qué el 3.000 obstáculos?

Porque me lo pidió el Celta para sumar puntos en la Liga. Yo era alta, fuerte y parecía que era la que menos iba a sufrir. Yo dije que sí y automáticamente descubrí una pasión dentro de mi pasión. Me apasionó. Esto viene de la hípica, que ya superaba obstáculos. Lo montaba para el caballo, pero yo también lo saltaba. Ya desde muy joven salté muchos y por eso creo que estaba preparada. Tenía la fuerza y unos tendones que ya se habían adaptado a esos gestos. Y aunque me quedaba mucho trabajo de técnica, era algo que tenía innato.

La dueña del récord de Europa del 3.000 obstáculos posa bajo la puerta del Atlántico más navideña.
La dueña del récord de Europa del 3.000 obstáculos posa bajo la puerta del Atlántico más navideña. | Borja Refojos

¿Cómo es la prueba desde dentro?

Es divertida. Prefiero correr un 3.000 obstáculos que uno liso porque es agobiante. También en el obstáculos, pero está ese cambio de ritmo que tienes durante la carrera. El primer 1.000 se sale fuerte, luego se recupera en el 2.000 y yo tengo esa capacidad de acabar muy fuerte. Me gusta eso. Tienes que estar centrada en ese obstáculo que llega cada 80 metros, en esa ría que aparece cada 400... Es como salir a una aventura.

¿Qué le pasa por la cabeza cuando está compitiendo?

Estoy en el momento. Controlo mucho los ritmos porque la carrera es bastante larga y si me paso al principio, puede ser muy duro. Son 35 obstáculos, 7 rías y 3.000 metros. Por ejemplo, en la final de los Juegos yo arranqué el reloj. Quería ver, sobre todo, los miles. Necesitaba saber que no me estaba pasando por la emoción, por el ruido en el estadio... Hay que llegar hasta el final. Por eso tengo en la cabeza controlar mis tiempos.

Hay que ceñirse al plan, pero en algún momento aparecerá la inspiración.

Al final. En el último 1.000.

"Siempre me gustó correr para batir mis propios récords y no para ser mejor que las demás"

¿Cómo es ser la mejor europea de la historia en algo?

(Se ríe) Los récords están para batirse, ¿no? De momento, es un orgullo. Pero quiero mejorar mi marca. Hemos hecho las cosas muy bien para llegar hasta aquí, pero aún hay aspectos que se pueden mejorar. Siempre me gustó correr para batir mis propios récords y no para ser mejor que las demás. Que otras sean más rápidas que yo me ayuda a sacar una versión superior. Tengo esa filosofía de mejorarme a mí misma y por eso el récord es más importante para mí que una medalla, aunque mucha gente piensa diferente.

Pero, ser campeona de Europa tiene que ser muy bonito.

Me hubiera gustado que pasara un año no olímpico. Yo lo vi solo como un ‘check’ hacia mi gran objetivo, que eran los Juegos. Me permitió ganar más confianza y saber que íbamos por buen camino, pero no es lo que había ido a buscar ese año. Solo era un paso. Intenté disfrutarlo y, de hecho, organicé una fiesta en mi casa con toda mi gente para agradecer, pero tampoco me quería soltar de todo porque necesitaba seguir muy centrada en lo que venía en dos meses. Un año después me di cuenta y fui capaz de saborear lo que había conseguido. En el momento pensé que estaba recogiendo los frutos de mi trabajo y que era normal. Pero no es tan normal. No todo el mundo lo consigue y de eso me di cuenta tiempo después.

Alice sonríe delante del Centro Comercial Camelias, en el que se produjo esta charla navideña con Atlántico.
Alice sonríe delante del Centro Comercial Camelias, en el que se produjo esta charla navideña con Atlántico. | Borja Refojos

Ese objetivo se cumplió en la capital de su país y con el estadio enloquecido.

¡Sí! Por eso intenté aprovecharme del público, jugar un poco con ellos. Antes de empezar, estaba en mi burbuja. Y de repente, escucho un ruido tremendo y me pregunto qué pasa. Miré a la pantalla y era que me estaban enfocando y la gente me estaba empujando. “¡Wow, eso es para mí! Ahora céntrate, que están todos contigo”, pensé. Sonó el pistoletazo e intenté aislarme de ellos porque si no, me iban a empujar demasiado e iba a correr la carrera que no correspondía.

De nuevo, ceñirse al plan.

Yo sabía los tiempos que debía hacer y le dije a Manu que si a falta de dos vueltas estoy a 6:42, voy a bajar de 9 minutos. Era lo que quería y para eso habíamos entrenado. Y me dice: “Corre y calla” (se ríe). Pero a falta de dos vueltas veo y 6:42. Ahí fue cuando dije "lo tengo". Volví a reconectar con el público, escuché la ola del Estadio de Francia que me empujaba durante dos vueltas. Fue de locos. Y llevaba conmigo un pin para pedirle matrimonio a mi pareja solo si bajaba de 9 minutos.

“En la final de los Juegos, aposté commigo misma pedirle matrimonio a mi pareja solo si bajaba de 9 minutos”

O sea, que ese momentazo era una apuesta con usted misma.

¡Justo! Era una apuesta para darme fuerza porque trabajamos todo el año para eso. Él sacrificó mucho, estuvo de concentración conmigo, me ayudó en muchos entrenos... Dormimos, comimos, bebimos y vivimos por el atletismo y por los 9 minutos. De hecho, no me tatué los aros, sino este IX (muestra el tatuaje). Pasé la meta con 8:58 y me di cuenta de que tenía el récord de Europa y el cuarto puesto. No era un podio, pero yo lo había dado todo y hubo tres mejores que yo.

Y tenía que cumplir la apuesta. ¿Qué respondió?

Me temblaban las piernas. Me dijo que estaba loca y respondió que sí porque tenía a mis padres detrás (se ríe).

¿Cómo de lejos están las africanas?

Hay algunas delante y otras detrás. Estoy ahí. Soy la segunda blanca más rápida de la historia. La primera es una americana. Y el resto son africanas de Etiopía, Kenia y nacionalizadas de otros países. Son alcanzables, pero hay que seguir trabajando.

“En 2026, quiero revalidar el título de campeona de Europa y, sobre todo, dar espectáculo”

Y todo eso desde el área de Vigo.

¡Sí! Sí, sí, sí. Es posible hacerlo. Yo soy muy emprendedora y autodidacta en lo que hago. Por eso me rodeé de los mejores profesionales posibles y aquí, en Vigo, en Baiona y en la zona hay gente que responde a mis necesidades y a dónde quiero llegar. Nos entendemos muy bien y no me hace falta irme a un CAR ni a otro sitio. Aquí tengo lo que necesito para mejorar. No puedo entrenar en la pista de Vigo porque las condiciones son malas, pero me voy a Portugal. Para mí es igual porque desde Ponteareas son 30 minutos.

En ese equipo ya no está Manu Ageitos. ¿Cómo fue ese fin de ciclo?

Yo necesitaba ver cosas un poco diferentes a nivel de entrenamientos de cara a dar ese paso para alcanzar a las africanas. Llegamos a un momento en el que lo veíamos de forma diferente y tú no puedes sacar a un entrenador de su filosofía. Yo tenía creencias de por dónde debía tirar para pasar ese 2.000 más rápido porque el último 1.000 tampoco lo puedo bajar mucho más. Así que quería pasar por ciertas cosas que él no veía. Entonces, llegamos a un momento en el que nuestra filosofía no seguía la misma línea. Eso no quiere decir que en un futuro no podamos volver a trabajar juntos.

¿Sigue ligada al Celta?

Sí, claramente, aunque no estoy mucho en Balaídos. Pero para mí es muy importante llevar una camiseta de Galicia. No me interesa representar a ningún otro club de España. Como te decía antes, mi base está aquí. Soy un producto gallego de marca francesa.

Finot disfruta de la Navidad viguesa en Praza América.
Finot disfruta de la Navidad viguesa en Praza América. | Borja Refojos

¿Cómo fue renunciar al último Mundial por lesión y qué tal se encuentra?

Para mí fue obvio. No quería llegar con riesgo de empeorar y no me apetecía correr a un nivel más bajo de lo que había conseguido. Correr para hacer figuración ya no me interesa. Lo intenté hasta el final, pero vimos que era arriesgado para el futuro de mi carrera y que, a lo mejor, ni entraba en la final. Aquí todo el mundo estuvo de acuerdo que no compensaba. Dimos un paso atrás para saltar mejor los próximos obstáculos.

Ahora que entra 2026, ¿qué objetivos tiene?

Me voy a centrar en el aire libre. Me gusta tomarme el invierno para coger más fondo, correr algunas carreras en ruta y llegar con más hambre al aire libre y con la energía y la intensidad que necesito para estar más fuerte y aguantar todo el verano. La idea sería empezar en mayo de cara al Europeo de principios de agosto. Quiero revalidar el título de campeona y, sobre todo, dar espectáculo. Cuando sé que mi gente está ahí esperando la última vuelta, es lo que me anima. Así voy a correr este año.

“De cara a Los Ángeles, la idea es rebajar el récord de Europa”

Esa tropa que siempre la acompaña es su familia gallega.

Tal cual. Son los mejores fans que tengo y saber que se emocionan mientras corro hace que quiera darlo todo por ellos.

¿Puede bajar de ese 8:58?

De cara a los Juegos de Los Ángeles, la idea sería bajar esa marca. No sé si lo conseguiré este año porque el objetivo es un poco menor. Como es un Europeo, ya veré si el pico de forma es tan alto como un Mundial. Pero quiero revalidar el título, estar en buen nivel para ser competitiva en la Diamond League, ver a dónde me llevan esas carreras contra mis rivales de nivel olímpico y mundial desde mayo a finales de agosto.

El hijo de un amigo hace atletismo y un día le contó que una chica rubia en Balaídos corría mucho. Tiempo después, viendo la final del 3.000 obstáculos en los Juegos, esa misma chica estaba en la tele y a él le entraron más ganas aún de entrenar.

¡Qué bonito! Me emociono, se me cae la lágrima. Poder inspirar a los demás a hacer cosas buenas como el atletismo, a que se compren unas zapatillas y salgan a correr, a que compartan momentos con sus amigos, a que mejoren su salud, a que quieran superarse a sí mismos y tener metas... Eso sería lo mejor. Es algo súper ilusionante para mí.

“Poder inspirar a los demás a hacer cosas buenas como el atletismo sería lo mejor”

¿Dónde hay más obstáculos: en el 3.000 o en la vida?

¡Uf! En el 3.000 porque 35 ya son muchos. Y más o menos 10 carreras al año... ¡Imagínate! 350 obstáculos al año... ojalá la vida tenga menos, pero también los tiene. Estar ahí todos los años no es fácil. Siempre hay altos y bajos. Por eso solo hay que desear salud para poder seguir.

Para acabar, un deseo de Navidad.

Salud y libertad.

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