Se confió y, después, se ganó
A la novena, el creyente Balaídos celebró una victoria en la siempre especial visita del Athletic
Tardó mucho en llegar, demasiado. Pero cualquier persona que no supiese que el Celta aún no había ganado en casa no se habría dado cuenta por el ambiente previo ni por el que hubo durante. Sí al final, obviamente. Porque ocho jornadas ligueras en Balaídos desde el arranque de temporada sin un triunfo que echarse a la boca tal vez podrían mermar la fe de una afición. No de ésta. No la de este equipo. Porque Europa dio de comer celebraciones locales mientras y, cuando el pasado jueves falló, ya surgió el esperado y deseado triunfo. Además, en un día muy especial como cada vez que visitan el estadio sobre el Lagares el Athletic Club y sus aficionados.
Porque, con ellos, la fiesta comenzó ya antes del partido, aprovechando la previa organizada por el club dentro del estadio, la bondad meteorológica del domingo y la feliz camaradería que une a celtistas y bilbainos. Fue el preludio a un partido con 20.505 espectadores que ya fue reluciente desde el primer minuto.
Cierto que no hubo una superioridad enorme celeste. Por eso llama más la atención el halo de plena confianza en que a la novena podía llegar la vencida. Swedberg y Jones marcaron. 20.000 celtistas creyeron.
Feliz despedida de año
Ese baldón del peor arranque en casa en cuanto a triunfos iba a desaparecer, dejando al Levante como el único conjunto de la Liga que aún no se ha estrenado en casa. Balaídos aporta ahora 8 de los 22 puntos que suma el Celta. No es mucho pero ya es. Y la despedida de 2025 en el estadio fue feliz.
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