Tres generaciones y un hogar: “Estamos como sardinas”

Dolores Esquea convive con dos de sus hijas, el esposo de una de ellas y sus dos nietos en una pequeña vivienda de las afueras

Publicado: 15 dic 2025 - 06:00 Actualizado: 15 dic 2025 - 10:17

Dolores, junto a su hija Diana Jennifer y su esposo y sus dos nietos, en su vivienda en Chapela.
Dolores, junto a su hija Diana Jennifer y su esposo y sus dos nietos, en su vivienda en Chapela. | Jorge Santomé

Abuelos, hijos y nietos, todos juntos en una misma vivienda. A priori, parece un panorama idílico para las personas más familiares, pero si el espacio no es del todo extenso y la situación se torna más por obligación que por decisión propia, un hogar de tres generaciones puede no ser lo ideal. Dolores Esquea, natural de República Dominicana y de 56 años convive con sus dos hijas, Diana Jennifer y Milagros, de 30 y 27 años. La mayor es madre de dos retoños: uno de tres años y otro, recién nacido. El esposo también vive con ellos. Seis personas para tres habitaciones y un espacio pequeño, donde apenas hay independencia y faltan recursos económicos. “Ellos (por sus nietos, su hija y su esposo) duermen todos juntos en una habitación. Pero eso no puede ser así, porque el mayor de los niños va a empezar a reclamar algo de espacio para él”, aseguró Dolores. En el resto del hogar, recalca que “estamos como sardinas”, aunque lo lleva con humor porque la economía no alcanza para que cada uno tenga su vivienda propia: “Todos queremos independizarnos y vivir nuestra vida. Como cristianos, que Dios esté en cada casa, pero no podemos porque a mí solo me contratan por horas”. Su hija mayor no puede trabajar actualmente al tener que dedicarse al cuidado de sus hijos, mientras que la más pequeña está a la espera de una convalidación por un curso de auxiliar de enfermería que consiguió a distancia. Una vez conseguido, ella podrá tener una oportunidad de abandonar el nido, si encuentra trabajo. Dolores cuenta con otros tres hijos. Dos de ellos están en Madrid, “haciendo su vida”, y un tercero en Francia.

Dolores lleva en España desde hace 22 años. Estuvo en Francia, donde sufrió la barrera del idioma, y tuvo un breve paso por Madrid pero “quedé muy descontenta”. El destino la envió a Vigo. Vivió en hasta cuatro hogares de la ciudad con sus dos hijas y llegó a estar de interna para una familia. Falperra, calle México, Teis… la precariedad la fue apartando hasta Chapela. La echaron de una vivienda porque la dueña quiso más dinero, vio como encontrar un techo era cada vez más caro, cuando sus ingresos no aumentaban. Hasta el punto de ya crear un núcleo familiar de tres generaciones que no parece que vaya a modificarse a corto plazo. Su actual vivienda la consiguió gracias a Provivienda. Es un hogar, no hay discusiones por quien maneja el mando a distancia o quien usa primero el cuarto de baño. Pero hay humedades y está algo antiguo. Algo con lo que tienen que convivir.

“Para salir a la calle principal tengo que subir una cuesta que me ahoga, pero esto es lo que tengo. No puedo tener más. Ni siquiera podríamos mudarnos todos juntos al centro porque no encuentras pisos de tres habitaciones por menos de 800 euros”, aseguró Dolores. Esta situación, para Dolores, le recuerda a lo vivido en su país natal, aunque sin ser un caso tan extremo. Allí, la costumbre es que toda una familia viva en un hogar todos juntos, también por la falta de recursos. Cuando era pequeña, llegó a vivir en una vivienda con 21 personas de su misma familia. “Incluso creo recordar que estaba mi tatarabuelo”, indica. Aunque son recuerdos de muy pequeña.

En mínimos históricos

Situaciones como la familia de Dolores Esquea son cada vez más extrañas en la provincia. Pese a la dificultad por conseguir una vivienda ante el alza de los precios, los hogares donde conviven tres generaciones están en mínimos históricos. Solo en un 5,7% de los hogares de la provincia conviven entre sus paredes abuelos, hijos y nietos. Según datos del IGE del 2023 (última actualización), existen 21.165 viviendas con tres generaciones conviviendo. En 2007 se rozaba los 30.000 hogares en esta circunstancia, casi un 10% del total. La baja natalidad, punto clave para comprender este descenso drástico en los últimos 18 años.

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