El Celta tira de nones contra los pares

El equipo vigués logró ante el Athletic la primera victoria liguera en Balaídos con goles de Swedberg y Jones y un penalti parado de Radu a Nico Williams

Manu Rodríguez, Iago Aspas y Óscar Mingueza felicitan a Jones El Abdelloui por su primer gol liguero con la camiseta del Celta.
Manu Rodríguez, Iago Aspas y Óscar Mingueza felicitan a Jones El Abdelloui por su primer gol liguero con la camiseta del Celta. | JV Landín

Por una vez, el Celta dijo nones al juego de los pares. No fue sencillo porque el Athletic Club lo encajonó en varias fases, tal como hicieran antes otros rivales de este estilo. Pero esta vez, salió cara. Primero, con Iago Aspas jugando y haciendo jugar. Segundo, con las correcciones del descanso funcionando a la perfección para dañar el espacio izquierdo de la defensa rival. Y tercero, con acierto de cara a gol -Swedberg y Jones al principio del segundo tiempo- y una solidez defensiva recién adquirida y demostrada en el Bernabéu, trasladada a Balaídos para conseguir por fin la primera victoria liguera en casa en la segunda portería a cero consecutiva, parada de penalti mediante de Radu.

El día de la marmota con la presión a pares comenzó con aroma distinto. El equipo rojiblanco, ayer con una novedosa equipación que hacía recordar al Real Mallorca, saltaba algo desacompasado sobre el inicio del juego celeste y Marcos Alonso lo aprovechó para llevarle rápido la pelota a Mingueza. Desde el catalán, Sotelo, Román y Aspas se juntaban y el Celta jugaba. Sobre todo a partir de la posición del moañés, partiendo desde el puesto de delantero centro para ejercer de futbolista universal. Una ruleta ante Nico Williams sobre la línea de banda confirmó que, como tantas y tantas cosas, la curación del tiempo da un sabor especial.

Con el fenómeno morracense como epicentro de todo, el Celta cuajó unos minutos esperanzadores. Nada del otro mundo y sin ocasiones. Pero con aroma a ese equipo dominador con balón que Claudio armó y quiere volver a armar. Un envío delicioso del capitán celeste dejaba solo a Jutglà ante Unai Simón, pero el catalán controló hacia la portería que no era y malogró la opción.

Pero como en los bailes, el fútbol es cosa de dos. El Athletic se ajustó mejor, empezó a ganar metros y, de nuevo, el escenario de siempre: la línea de centrales celeste combinando contra la línea de fondo y sin encontrar resquicios para salir de la jaula de los pares. Y esta vez no estaba el comodín del juego directo sobre Borja Iglesias. El cuadro visitante coqueteó con la ocasión en varios centros y recuperaciones tras inicios deficientes de los locales. Sin embargo, la más clara del primer tiempo fue del Celta. Un buen robo en campo rival, un pase filtrado de Román y una cabalgada de Swedberg que murió en las piernas de Paredes tras un recorte con más clase que un instituto sobre Vivian. El tiro del sueco iba dentro.

El asunto estaba igualado, pero la sensación era que el cuadro vizcaíno ganaba protagonismo metro a metro. Había que retocar. Y en esos vídeos cortos que el cuerpo técnico del Celta suele poner a sus futbolistas en el descanso, seguro que les mostraron que Nico Williams remoloneaba de lo lindo con los retornos. El espacio estaba en sector izquierdo de la defensa del Athletic. Por eso, nada más volver del vestuario, con Jones El Abdellaoui relevando al amonestado Jutglà para atacar ese flanco, los célticos juntaron un par de pases en su costado zurdo y Mingueza giró el juego hacia Rueda. El malagueño, completamente solo, conectó un centro con algo de fortuna que Swedberg cabeceó en el segundo palo. Poco después, el joven noruego cabalgó desde su campo para marrar un mano a mano con Simón, que repitió con acierto luego, esta vez gracias a un error de Vivian. Definición de lujo mientras el menor de los Williams observaba desde lejos.

En apenas diez minutos, tres situaciones claras y dos goles. Todas ellas naciendo desde la misma zona. Nada le sabe mejor a un entrenador. Pero quedaba un universo por delante, mucha piedra que picar y unos cuantos pares o nones que jugar. Pero, igual que otros días la diosa fortuna torcía la cara, ayer todo le salió al cuadro vigués. Porque nada más entrar, Sergio Carreira cometió penalti sobre Iñaki Williams -que ayer volvía tras casi dos meses de lesión-. Hernández Hernández no lo vio en el campo, pero sí en la televisión. Nico asumió la responsabilidad y completó su mal encuentro con una ejecución deficitaria bien detenida por Radu.

El resto del encuentro fue el Athletic empujando y el Celta aguantando. Algunos escarceos y una ocasión clarísima de Izeta, que chutó contra el palo. Los locales tuvieron varias contras para matar, pero no fue necesario porque ya lo habían hecho antes. Esta vez, el juego de pares y nones fue celeste.

Celta 2-0 Athletic Club

Celta: Andrei Radu; Manu Fernández, Carl Starfelt, Marcos Alonso; Javi Rueda (Sergio Carreira, min. 60), Hugo Sotelo (laix Moriba, min. 60), Miguel Román, Óscar Mingueza; Williot Swedberg (Borja Iglesias, min. 75), Ferran Jutglà (Jones El Abdellaoui, min. 46) y Iago Aspas (Hugo Álvarez, min. 79).

Athletic Club: Unai Simón; Jesús Areso, Aitor Paredes, Dani Vivian, Yuri Berchiche (Adama Boiro, min. 50); Mikel Jauregizar, Iñigo Ruiz de Galarreta; Álex Berenguer (Iñaki Williams, min. 46), Oihan Sancet (Selton Sánchez, min. 46), Nico Williams (Nico Serrano, min. 75); y Gorka Guruzeta (Urko Izeta, min. 79).

Goles: 1-0, min. 48: Swedberg; 2-0, min. 55: El Abdellaoui.

Árbitro: Hernández Hernández. Amonestó con tarjeta amarilla a los jugadores locales Jutglà y Iago Aspas y a los visitantes Iñaki Williams y Vivian.

Incidencias: Partido disputado en el Estadio de Balaídos ante 20.505 espectadores.

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