El Celta se siente preparado

Empató con el West Ham en Londres (2-2) en el último amistoso antes de la Liga; marcaron Ristic y, otra vez, Pablo Durán

Publicado: 11 ago 2024 - 07:09 Actualizado: 11 ago 2024 - 11:06

El tomiñés Durán celebra su tanto, el segundo del Celta ayer. Después, falló en la insulsa tanda de penaltis.
El tomiñés Durán celebra su tanto, el segundo del Celta ayer. Después, falló en la insulsa tanda de penaltis.

El Celta perdió en los penaltis una copa que lleva el nombre de una casa de apuestas. Intrascendente. Trascendente sí fue un irregular partido celeste ante un poderoso rival como el West Ham y haciendo de visitante. Con minutos de desconcierto y otros de control, dentro de una tendencia de menos a más -cuando los niños se juntaron sobre el césped-. Último amistoso positivo, aunque no asegure, en absoluto, el once para el arranque de Liga de dentro de seis días.

Los más diferencial en el fútbol, más allá del imponente crecimiento de la cuestión física y de la innegable trascendencia de la preparación mental, es la capacidad para descifrar el juego. Ese casi don de saber leer un partido siendo capaz, a la vez, de tener siempre en el centro el funcionamiento global pero sabiendo compartimentar las diferentes acciones precisas para que el todo funcione.

Si lo tienes en la cabeza, eres un gran entrenador; si además eres capaz de ejercutarlo con el cuerpo, eres un gran futbolista. Pero este deporte, al ser colectivo, funciona en base a once cerebros distintos, todos ellos tratados de amasar por el del director de la orquesta en el banquillo. Aunar el pensamiento es imposible, pero en ese empeño pasa el tiempo, las fuerzas y el dinero cada equipo, especialmente en la época de pretemporada. El Celta tiene aunadas las voluntades; lo de las ideas está en proceso.

Para Claudio Giráldez el once inicial es un ser vivo; extremadamente vivo, de hecho. Va evolucionando aunque sí disponga de algún que otro órgano vital casi irremplazable. Del visto ayer se sacan conclusiones de cara al Alavés, todas erróneas salvo las propias del técnico porriñés. Basta con echar un ojo a la mejoría del equipo en cuanto a control de partido con los cambios de la segunda parte -mención especial a Hugo Álvarez-.

De entrada, el equipo mantiene de herencia del pasado curso gran parte del funcionamiento colectivo. Por eso, no sorprendió un ápice que, al coincidir por la derecha Óscar Mingueza y Iago Aspas -dúo que tiene apadrinado a Manquillo como posible socio futuro-, el Celta amasase el juego por ese lado. Mientras, por la izquierda Giráldez sigue esperando con fe la continuidad de Mihailo Ristic, ayer de carrilero. Minutos para el serbio por una zona donde, en vez de amasar, el juego se basa en aparecer. Bamba no tiene por el momento socio de confianza y su batallar, innegable, resultó demasiadas veces poco productivo. Porque, entre otras cosas, Borja Iglesias todavía no forma parte de los circuitos de circulación con fluidez y al remate apenas apareció dos veces. Minutos y horas le harán falta.

Mientras, el partido iba sucediendo a base de goles. El primero, del West Ham en una no suficiente presión al borde del área propia que permitió a Paquetá -el bloque inglés tiene nombres de gran calidad (ojo a Kudus), pero el más resaltable en lo técnico es, sin duda, el brasileño- encontrar un pase por arriba hacia la llegada de Bowen, que cogió a Jailson a contrapié y definió bien. Era sólo el minuto cinco.

Dónde está el peligro

El equipo inglés quiso aprovechar la ola, mientras el Celta mostraba clara mejoría en la presión respecto a partidos anteriores. El peligro sigue estando a la espalda de los centrales si no se incomoda a los pasadores. Pero la conexión de la derecha acabó generando la jugada del empate: un Manquillo-Aspas-Mingueza, con buen centro del último que no remató Borja Iglesias en el primer palo pero sí Ristic en el segundo.

Parecía ir creciendo el bloque vigués, con Mingueza y Iago volviéndose a encontrar para que el moañés errase una vaselina. Pero decreció de golpe. Paquetá, Antonio y Bowen inventaron un brillante 2-1. Pero lo peor fue la inestabilidad consiguiente, con Iván Villar salvando otro gol local y el ariete Antonio cabeceando al palo en un saque de esquina.

El arranque de la segunda parte, con sólo dos cambios -Marc Vidal y Swedberg- no fue positivo. Pero el West Ham estaba cómodo en el marcador y no fue capaz de dotar de verticalidad a su juego pese al dominio. La tendencia varió cuando las sustiticiones se generalizaron en los dos bandos.

Poco a poco, Giráldez fue juntando sobre el césped a sus niños y estos les dieron sentido al juego y a la circulación. Con Iago todavía sobre el campo, una buena combinación entre el moañés, Damián, Hugo Álvarez y Pablo Durán le pemitió a este último empatar tras un rechace. Quedaba cerca de media hora en la que el conjunto vigués fue superior en la que sólo le faltó más inquina ofensiva y que permitió ver los primeros minutos como céltico de Ilaix Moriba. El empate estaba bien, pero resulta que había tanda de penaltis y, tras siete lanzamientos, se perdió. Bah.

Contenido patrocinado

stats