Balaídos se resiste al Celta

Logra un punto con un empate ante el Alavés (1-1) gracias a un gol en propia meta de los vascos. Los célticos, que siguen sin ganar en casa, realizaron un mal partido y sin un solo tiro a puerta

Publicado: 29 sep 2023 - 01:30 Actualizado: 30 sep 2023 - 03:28

La expulsión de De la Torre dejó al Celta con uno menos y facilitó la superioridad del Alavés.
La expulsión de De la Torre dejó al Celta con uno menos y facilitó la superioridad del Alavés.

Como la vida es lo que pasa y no lo que a priori esperamos que pase, ni mucho menos lo que deseamos que pase, el Celta logró ayer un magnífico resultado en Balaídos. Porque el Celta hizo un muy mal partido. Antes y después de la expulsión -dudosa, bien es cierto- de Luca de la Torre mediada la segunda parte. Y suma un punto que lo saca de puestos de descenso habiendo podido incluso ganar sin un solo disparo entre los tres palos de la meta rival. Tras las buenas sensaciones de otros partidos de malos resultados, ayer se dieron malas sensaciones y, visto lo visto, un buen marcador. Hoy, parece complicado aunar ambas realidades, pero será interesante seguir intentándolo e ir ajustando un sistema que deja un tanto frío cuando no se gana.

No estuvo el equipo vigués cómodo en prácticamente ningún momento. Ni con balón, obviamente, ni sin él. De hecho, todo empezó con un craso error del hasta ahora infalible Carl Starfelt, pero Samu no tuvo la celeridad precisa para aprovechar un regalo que Iván Villar acabó arreglando. Dos premoniciones en una. Y eso que una gran jugada ofensiva, que acabaría por ser la mejor de la tarde de los célticos, ofreció poco después la oportunidad de que Óscar Mingueza marcase. No lo hizo porque el partido no quería seguir los caminos ortodoxos, sino que apostó por la heterodoxia rayana con el esperpento.

Porque cuando el Alavés ya había descubierto que tenía mucha más clarividencia con el balón que el rival y alcanzaba muchísima más verticalidad -incluso Mingueza tuvo que sacar un balón entre palos-, el absurdo apareció para situar al Celta por delante en el marcador. La presión celeste era casi inexistente, apenas presencial, pero Rafa Marín desacompasó su golpeo de la realidad circundante. En su pase atrás, cogió a Sivera lejos de su línea de gol y el balón, bien mandadito, siguió su camino hacia el fondo de la portería pese a un último intento del guardameta visitante. El primer gol del conjunto celeste esta temporada en casa fue en propia meta del rival.

A un equipo que suele quejarse de su mal fario día sí y día también, que la fortuna le sonría le resulta incómodo. No le sirvió para ajustarse y serenarse. Y eso que el cambio en el once inicial había sido mínimo, con el retorno al once inicial de Joseph Aidoo en lugar del canterano Carlos Domínguez en la línea de tres centrales. Que, además, varió ya en la primera parte, intercambiando a Starfelt, que comenzó en el centro, con el mentado Aidoo, que lo hizo en la derecha. Por entonces, Rafa Benítez ya nadaba tácticamente en la espesura de juego de su equipo, incapaz de hilvanar con astucia pases y de aprovechar el generoso desempeño de Bamba, arriba, y de De la Torre, en el centro. En ese cuadro, Aspas apenas daba pinceladas.

Ristic subía por su banda, con Sola mareándolo y Luca teniendo que apagar fuegos como el de su primera tarjeta amarilla. El panorama situaba a Iván Villar como el mejor de los locales. Más cuando sobre la bocina apareció para sacar un cabezazo abajo de Rebbach tras una gran acción del poderoso Samu, que mezcló su generosidad física innata con la sutileza de un buen centro.

Pocas cosas había que repetir de la primera parte. Muchas había que cambiar. Pero con los mismos jugadores, determinó Benítez. Iván seguía apareciendo como el mejor y más firme argumento del Celta, que continuaba sin encontrar el juego de otras tardes y cedía el protagonismo a un Alavés tan merecedor de un gol como incapaz de hacerlo.

A la hora de juego, los técnicos reajustaron a los suyos. Luis Rioja y Antonio Blanco para la apuesta del bloque visitante y Douvikas y Tapia, tras la aparición previa de Carles Pérez, para mantener la línea del hombre por hombre en las sustituciones. El marcador invitaba a no revolucionar nada; el juego, a revolucionar todo.

Llegó lo inesperado. Otro error de Ristic y otra falta al límite de De la Torre. Pareció más amarilla de lo que fue. Pero el Celta se quedó con uno menos y se encerró atrás con la pretensión de aguantar un bombardeo. No lo hizo, porque la caja férrea se rompió por la banda de Carles Pérez, que se comió un amago de Javi López. Centró y Samu empató.

Con los precedentes en la mano y la tendencia que tenía el partido, la derrota asomaba en el horizonte. Supo aferrarse al punto el Celta, sacando incluso otro balón entre palos. Porque era consciente que su rendimiento de ayer no daba para puntuar pero tenía la oportunidad de hacerlo. Un resultado magnífico.

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