Balaídos eleva otra vez al Celta con la victoria ante el Mallorca
Celta - Mallorca
El Celta supera los 20 puntos tras ganar a un gran Mallorca merced al halo de seguridad que genera el estadio
Balaídos tiene ahora mismo un halo especial. A medio hacer, el estadio ha alcanzado un estatus trascendente. El Celta se siente protegido y se atreve. Siente que el ruido de la grada son argumentos contra los que no puede ni el mal fario. Ayer, superó al Mallorca en uno de esos partidos que cimientan una temporada tranquila. Hacía falta ganar y se ganó. Además, a un rival más que apreciable que exige mucho. Pero en casa, este equipo está capacitado para darlo todo.
Quiere aprovechar al máximo Claudio Giráldez, técnico celeste, esa cúpula de poder que genera Balaídos. Alimentándola con decisiones valientes, como la de sentar a Iago Aspas y poner en el once el jugador del filial Fer López. Fue la gran variación de una apuesta inicial, por lo demás, esperable. Pese a los pecados cometidos lejos de Vigo, el equipo tiene que mantener la fe. Y una de las razones de su religión es la capacidad de sorpresa.
Este Mallorca tiene la seriedad y versatilidad de su entrenador, Jagoba Arrasate. Un técnico más que apreciable. Su primera mitad de temporada está siendo espectacular, fundamentada en una riqueza táctica más que valorable y en un puñado de futbolistas de calidad. Para el bloque balear, el duelo de anoche llegaba tras una doble cita liguera previa, lo que trajo consigo que habituales titulares empezasen en el banquillo. Cierta ventaja, sin duda, pero la verdadera fortaleza de los mallorquinistas es el bloque.
No hubo un dominio claro en los primeros 45 minutos. Porque la igualdad era la tónica, con los dos equipos sin renunciar al balón ni al protagonismo. Dos propuestas que se deben agradecer y que se iban neutralizando, sin ocasiones pero sin que eso produjese modorra a quien presenciaba el duelo. Hasta que el Celta acertó a golpear. Fue tras una recuperación muy alta de Fran Beltrán, que precedió a una rápida circulación al borde del área rival que acabó en los pies de Hugo Álvarez. El canterano, escorado, buscó el golpeo rápido de diestra y el balón dibujó una trayectoria imperable y se coló en la portería tras golpear el palo.
No sentía el Mallorca, con razón, que hubiese hecho menos que el Celta para estar por delante en el marcador. Tampoco sentía el Celta que fuese injusta su ventaja. Los dos se dedicaron a seguir jugando, con combinaciones de nivel cuando lograban hilar dos o tres pases seguidos, cuestión nada sencilla dada la activación defensiva de todos los futbolistas presentes en el campo.
Con el juego equilibrado, el fútbol tiene el as en la manga de las acciones a balón parado. Y el Mallorca tiene dentro de su completo dossier de virtudes algún gran centrador y algún acertado rematador. En dos acciones de este pelaje tuvo que aparecer Vicente Guaita para evitar el empate. Era la recta final de la primera parte, que se le complicó a los locales con la lesión de Fer López, saliendo en su sustitución Iago Aspas. Fueron los peores minutos del partido para los locales en cuanto a no controlar la situación y a sentir que el empate estaba cerca pero salieron vivos. Y eso es mucho en un partido en el que las ocasiones no eran tantas.
Tocaba afrontar la segunda mitad esperando que ese equilibrio de virtudes defensivas se rebajasen con el paso de los minutos. Poco a poco, el Mallorca fue redoblando su apuesta, adelantando líneas y ajustando el equipo con la salida de jugadores importantes al campo como Muriqi o Mojica. Con más espacios en campo ajeno, Claudio apostó por la osadía de Alfon y por la velocidad de aceleración de Douvikas.
El partido seguía negando alegrías ofensivas en cuanto a ocasiones de gol. Pero sí es cierto que el Mallorca parecía acercarse al tanto según se acercaba al área celeste, muy bien resguardada por un imperial Starfelt.
Se preparaba el Celta para sufrir con la presión alta balear cuando un balón en profundidad hacia Douvikas fue palmeado, al cortarlo, por Raillo. No vio el árbitro la mano pero sí el vídeo arbitraje, que quiso que el trencilla considerase si era opción clara de gol y merecía expulsión. Asintió De Burgos Bengoetxea a la propuesta de sus compañeros y el Mallorca perdió a un hombre.
Era el momento. Del control había que pasar al daño. Y ahí apareció Iago Aspas. Fundamental en la apertura del juego a los carrileros por su visión táctica. En una de ellas, Mingueza centró, Douvikas provocó un rechace corto de la defensa y el moañés golpeó con violencia el tanto de la victoria. El Celta suma tres puntos y supera los 20 antes del ecuador del curso. A la tranquilidad se llega desde la fe. Y Balaídos es creyente.
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