LA CRISIS DEL CORONAVIRUS

Miguel Ángel Vázquez: "Ya están muriendo mayores de residencias. No perdamos tiempo, urge la tercera dosis"

Un plan especial definirá la silueta urbana de Cambeses
photo_camera Un plan especial definirá la silueta urbana de Cambeses

Tras unos meses de tregua, el virus volvió a entrar en las residencias con contagios, ingresos y fallecidos. Galicia tiene 111 usuarios afectados en residencias de mayores y 51 en centros de discapacitados. En Vigo son 55: 4 en la residencia Santa Marta, 48 en el CAPD de Redondela y 2 en San Rafael. En agosto murieron en Vigo dos usuarios de residencias y uno de un centro de discapacidad. La Sociedad Galega de Xerontoloxía e Xeriatría que preside Miguel Ángel Vázquez pide medidas urgentes.

¿Cómo ve la situación?

Es menos grave porque los mayores de residencias están inmunizados, pero la están perdiendo por la llamada inmunosenescencia. Es la pérdida de la capacidad de la respuesta inmune que se produce a partir de los 55 años y es más notable a partir de los 80. Pfizer ya advertía que habría que revacunar a estas personas a los 6 meses. Está ocurriendo ahora con personas que enferman y que mueren. Es verdad que la letalidad es del 7,19%, lejos del 22% de la primera o la segunda ola. 

 ¿La mayoría están leves?

El último informe del Imserso señala que en la semana del 8 al 17 de agosto murieron 148 mayores de residencias por covid en España y tres en centros de discapacidad, sobre un total de 7.000 contagios. Estamos jugando con fuego. Como sociedad científica pedimos que se aplique la tercera dosis como decía el fabricante. El Ministerio planteaba hacer un estudio de la respuesta inmune, eso no es incompatible con empezar a vacunarlos. No perdamos tiempo. Si en vez de morir 148 mayores muriesen 18 niños estaríamos todos en la calle pidiendo la tercera dosis. Con los mayores todo el mundo asume que no pasa nada, pero es injusto, nadie debería morirse antes de que te toque.

¿Qué puede ocurrir si no se aplica ya la tercera dosis?

Tenemos una situación de peligro en el horizonte: en octubre y noviembre vamos a tener muertes evitables de nuevo. Por eso pedimos la tercera dosis. La segunda petición que hacemos es que las autoridades sanitarias habiliten centros para las personas contagiadas en residencias donde no se pueden aislar de forma razonable para frenar la transmisión. La solución no puede ser penalizar a familiares y mayores, en limitar sus derechos tras un año de pandemia. Hay que habilitar recursos. No podemos condenar al aislamiento a personas mayores  que tienen un horizonte de vida muy limitado, es una crueldad.

¿Qué opina de centros que declaran 40 positivos?

Algo falla. Reclamamos un cribado de pooling semanal para trabajadores. Estaban haciéndolos cada quince días y cada semana de antígenos, pero con los antígenos la detección es tardía porque dan positivo cuando tienes síntomas y a lo mejor ya estabas contagiando.

 ¿Qué le parece que ya no se informe de los contagios entre el personal?

Los ciudadanos tienen derecho a conocer la realidad, sobre todo en un fenómeno como este que exige compromiso social. Hay que pedir transparencia a las autoridades. Ya no hay alarmismo social, la única razón es de protección del propio sistema, para que no nos critiquen, como si esta fuera la forma de resolver las cosas.

Al margen de los muertos, ¿cuál fue el mayor daño?

Convertir las muertes de personas mayores en estadísticas. La diferencia cuando muere un niño y un mayor es tan grande, que esto hizo que se estereotipase más. No se puede normalizar, son personas a las que como sociedad teníamos que cuidar y hemos traicionado su confianza. El Instituto Carlos III y el Imserso dicen que hubo 68.000 muertos en residencias, cuesta imaginarlas.

¿La pandemia sirvió  cambiar el modelo de residencias?

 Es como  buscar un chivo expiatorio, la culpa es del modelo y no es así. Murió gente en todo tipo de residencias. Es bueno debatir sobre residencias para mejorarlas, todos vamos a ser mayores, pero el problema de fondo es la financiación de los cuidados de larga duración y el hecho de que trasladamos al ámbito social un problema que era sanitario. Entran en una residencia no porque no tengan casa o hijos que no los quieran, sino porque tienen una enfermedad que les provoca una dependencia y eso son cuidados de largas duración. España invirtió mucho en agudos pero hay que resolver el problema de los crónicos.

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