Dos años de la invasión rusa en Ucrania

Los más jóvenes ya piensan en quedarse

Un joven ucraniano con su traje nacional y la bandera, en un acto por la guerra.
photo_camera Un joven ucraniano con su traje nacional y la bandera, en un acto por la guerra.
La guerra en Ucrania resuena en la colonia de expatriados en Vigo, que temen haber dejado de interesar al público. Pronto cumplirán dos años desde que tuvieron que marcharse. Y los más jóvenes piensan ya en quedarse

Hace tan solo dos años, unas 300 personas que figuran como vigueses en el censo de población apenas sabían donde estaba España, Galicia ni les sonaba y Vigo era una ciudad desconocida. Unos días después llegó la invasión rusa y toda Ucrania se vino abajo, comenzando la guerra para los hombres y el exilio para millones de personas, en su mayoría mujeres y niños. 300 de ellos se unieron al centenar que ya estaba residiendo en Vigo para conformar ahora una colonia que ha comenzado a ver las cosas de otra forma. Son 402, según el último censo municipal de 2023, el triple que el año anterior. Y casi ninguna sabe qué va a ser de ellos. Entre otros motivos, porque buena parte están acogidos a los programas de la ONG Provivienda, que trabaja con el Gobierno, y cuya duración máxima rara vez supera los dos años. Así que se abre una incógnita absoluta
Ya conocen la ciudad, y a la mayoría les gusta, también empiezan a defenderse con el idioma, pero todo son dificultades.

Como explica Marta Skyba, que desde el primer día se convirtió en portavoz de la comunidad ucraniana gracias a que trabajaba como intérprete, “todo es muy difícil para ellos, desde conseguir trabajo hasta alquilar un piso”.  “Es todo muy difícil y la situación va a peor cada día”, explica Skyba, que señala que después de dos años, algunos de sus compatriotas ya empiezan a pensar en quedarse en España como una buena alternativa. “Es así, ya piensan en quedarse, y otros ya no tienen dónde volver porque lo han perdido todo”, señala. Pero para ello tienen que conseguir un piso para instalarse de forma definitiva y un trabajo estable. Nada sencillo.

“Son ya 700 días de guerra y la gente está mal”, añade Marta Skyba, convencida de que las manos de Putin están en todas partes, hasta el punto cambiar la atención de Ucrania a Gaza. “Está muy comprobado que los subterráneos donde esconde su armamento Hamás fueron construidos por ingenieros rusos, quiere que todos se olviden Ucrania, interviene en toda Europa, ya se vio en Cataluña lo que pasó”.

Después de dos años, ¿a qué se dedican los ucranianos? Explica que cada uno hace lo que puede “porque como dice el refrán, el dinero no huele”, aunque reconoce que les resulta difícil encontrar trabajo y piso para alquiler. “Algunos después de dos años ya se manejan con el idioma español, pero para aprender bien tienen que tener la cabeza libre de preocupaciones”, lamenta la portavoz de los ucranianos.

En el lado positivo, que algunos han encontrado pequeños trabajos para ir tirando y que los niños están escolarizados y acuden a actividades. Pero la colonia viguesa se encuentra con que tiene que buscar una salida y con urgencia. “La gente busca trabajo porque se acaba el programa de Provivienda. Si no tienes contrato español ni una nómina de seis meses no encuentras pisos, esto es como el pez que muerde su cola, así que buscamos gente que ayude para tener trabajo”. Marta Skyba destaca que en estos dos años que han transcurrido ha habido cambios entre los suyos. Los más jóvenes hablan bien español y reconoce que es muy raro que quieran volver a Ucrania. “Los adolescentes quieren quedarse aquí, ya tienen amigos y hacen su vida, cuanto más joven, más fácil acostumbrarse, aunque echan de menos a sus padres, que son combatientes”. Y recuerda la dura realidad en la que se encuentran. “Algunos hombres están en el frente, otros tienen que trabajar para ayudar al ejército y que funcione el país”, advierte.

Ana Pardo: “La sociedad se volcó en su momento”

La ONG Provivienda, que dirige Ana Pardo, mantiene a unos 200 ucranianos, en algunos casos viviendo en sus pisos de acogida o en otros les da ayudas para poder alquilar. La política de Provivienda, como ya hizo con otros grupos como los mediáticos africanos rescatados del “Aquarius”, es mantener la protección por un plazo máximo de dos años, que está a punto de terminar en el caso de los ucranianos. “Tenemos un seguimiento que va de 18 a 24 meses, para algunos casos es un trampolín para lograr su plena integración pero para otras personas es más complicado, como los ucranianos”, señala. 

Pardo señala la política de su organización es tratar de acompañar a las personas hasta que logren su autonomía si bien hay casos complicados. “Trabajamos de igual forma con todos por ejemplo con el idioma, o con la posibilidad de empleo y apoyo psicológico, hay que tener en cuenta que el perfil de los llegados de Ucrania era de mujeres con niños y son procesos complejos para conciliar. Están en ese proceso”, zanja la directora de Provivienda. Que coincide con Marta Skyba en que hay un riesgo serio de que el mundo acabe por dejar de lado Ucrania y en que necesitan trabajar, dependiendo de las habilidades de cada uno. "Es verdad que hubo un momento mediático en que la sociedad se volcó, y ahora tiende a olvidarse, en los coles hubo una integración con los niños, pero no es sencillo,  hay cambios culturales muy importantes".

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