Ucranianos en Vigo tras un año del éxodo por la guerra: “Nos buscamos la vida”

La mayor parte de la colonia ucraniana en Vigo, unas 320 personas censadas a día de hoy, cumplirá este mes un año desde el exilio obligado por la invasión rusa. Antes de febrero de 2022, ya había algo más de un centenar de ucranianos asentados en Vigo, entre ellos Marta Skyba, que se ha convertido desde entonces en la portavoz de su país a través de la asociación Girasol, creada el pasado año. ¿Qué esperan y qué ha ocurrido en este tiempo? ¿Se han adaptado al nuevo país o solo están a la espera del momento para poder volver? Como Skyba reconoce, algunos pocos han vuelto a Ucrania, pero también otros de sus compatriotas han llegado ahora escapando de la guerra. “No tengo datos concretos, quizá 20 o 30 volvieron a Ucrania, pero vienen más que se fueron a Polonia o Hungría y que ahora quieren venir a España o incluso que todavía se encontraban en Ucrania y quieren venir”, explica. Marta Skyba no baja la guardia y recuerda que regresar a su país no es fácil, aunque el frente de guerra parece estabilizado “porque es difícil, los rusos bombardean objetivos civiles”.

La vida en España, Galicia y en Vigo en particular no resulta sencilla para los exiliados, que quieren regresar a su país, pero no saben cuándo podrán hacerlo. Y mientras tanto, se encuentran con todos los problemas posibles, comenzando por los más elementos: encontrar donde vivir y conseguir un trabajo. “Es difícil porque hay muchas familias que no tienen ayuda del Estado o de la Xunta y solo ahora comenzaron a solicitar prestaciones para los ucranianos después, de pasar un año sin ninguno ayuda", asegura. En todo caso, reconoce que la mayoría ha ido arreglándose "gracias a la buena gente del pueblo gallego, buscándose la vida como se dice aquí. En Ucrania tenemos otra forma: decimos que cuando das un hilo a un pobre puede tener una camisa”.

¿Y cómo se encuentra la colonia viguesa? “Depende de su estado emocional, no todos tienen la misma resiliencia, la capacidad de una persona para acostumbrarse a otras condiciones no es igual. Las personas mayores lo tienen más dificil, porque es más difícil estudiar otro idioma y adaptarse, en cambio, los más jóvenes se adaptan mejor”, zanja. Sobre la inserción laboral, señala que algunos están trabajando, en la hostelería y en fábricas de rosquillas, pero curiosamente a muchas personas no les interesa trabajar. Es el caso de los que se encuentran acogidos por la ONG Provivienda “porque si trabajan tienen que pagar por su vivienda, y no es lógico, porque solo a media jornada, todo va para su alojamiento”. Difícil o imposible encontrar piso en alquiler: “Todos necesitan enseñar su contrato o nómina de seis meses, necesitamos mover contactos”.