Los vecinos de las ciudades gallegas consiguen llegar a fin de mes con más facilidad que los habitantes de ayuntamientos más pequeños, según la última estadística realizada por el instituto gallego (IGE), que ha constatado al mismo tiempo una tendencia general a la baja en cuanto a la capacidad económica. En concreto, el 51 por ciento de los residentes en Vigo o las otras seis ciudades gallegas (todos los municipios de más 50.000 censados) confiesan que logran terminar el mes con facilidad o incluso mucha facilidad pese al incremento de la cesta de la compra y la subida sostenida del IPC, que parece imparable. No obstante, se trata de una proporción de “optimistas” inferior a otros años. En concreto, en 2019, antes de la pandemia, el 62 por ciento de los vigueses y de otros ciudadanos gallegos declaraban no encontrarse con graves problemas económicos y, por tanto, aguantaban con su sueldo. Así que en apenas cuatro años, un descenso muy significativo de 11 puntos.
Pero todavía resulta más negativo en el resto. En concreto, el 60,7 por ciento de los vecinos de los concellos de menos 10.000 habitantes admiten que se encuentran con dificultades de mayor o menos intensidad para completar el mes, cuando hace apenas un año la mitad lo conseguía si problemas. En los otros grupos, municipios como Redondela, de 20.000 a 50.000, también más de la mitad reconoce que lo pasa mal para completar el mes, el 52 por ciento: a principios de año eran muchos menos, el 40 por ciento, otra caída relevante y más rápida. Los ayuntamientos de 10.000 a 20.000 vecinos, como Nigrán o Baiona, lo mismo: el 53 por ciento asegura que lo pasa mal, en tanto que a inicios de este ejercicio solo era el 41% el que se encontraba en dicha situación, a tenor del IGE. La media de Galicia señala que ahora casi el 54% de todos los gallegos está en peor condiciones que hace un año.
