“No nos miréis a la cara. Venimos a lo que venimos, tranquilos, no os vamos a hacer daño”. Con estas palabras dos individuos armados, uno con pistola y otro con cuchillo, lograban llevarse en octubre de 2022 de una sucursal bancaria de la Avenida del Aeropuerto, en Candeán, 160.000 euros, tras maniatar con bridas al subdirector, la cajera y una clienta. Iban vestidos con ropa de trabajo, pantalones naranjas y chalecos amarillos reflectantes, con la cara tapada, gafas de sol y gorro de lluvia.
El “modus operandi” y los efectos intervenidos a dos históricos atracadores detenidos ‘in fraganti’ en noviembre pasado en otro golpe en Coruxo hizo que la Policía vinculara estos dos atracos y un tercero, que tuvo lugar en A Bouza en 2021.
Tras declarar por el que fueron arrestados y ser enviados a prisión provisional, Edelmiro y Laureano Fernández ("Miro" y “Lauri”) fueron citados hace un mes por el Juzgado de Instrucción 1 por el atraco de A Bouza, que negaron, y ayer tuvieron que responder por el de Candeán. En este caso, fue ante el Juzgado de Instrucción 7 de Vigo.
Prestaron declaración por videoconferencia desde la cárcel de A Lama y, como en la ocasión anterior, habrían negado ser los autores. Ambos, de momento, solo reconocerían su implicación en el que tuvo lugar en la oficina de Ricardo Mella, ya que fueron detenidos en el lugar de los hechos tras un aviso de SOS lanzado a la Policía desde la oficina. Los agentes pudieron interceptarlos y recuperar la bolsa con un botín superior a los 100.000 euros. Alegaron ser consumidores en el momento de este asalto, en el que a diferencia de los anteriores no se llegó a maniatar a los empleados.
Ahora, tanto el Juzgado de Instrucción 1 como el de Instrucción 7 decidirán si archivan las causas contra ellos o por el contrario consideran que hay indicios suficientes como para imputarles estos dos asaltos, ya que de momento solo están investigados por uno.
Las declaraciones de los testigos, las imágenes de las cámaras y el posicionamiento de móviles (que se ha solicitado en uno de los casos) desvelarán si existe una posible vinculación. El hecho de que ocultaran su rostro dificulta su identificación, aunque la causa cuenta con una descripción física de los atracadores. En Candeán, los testimonios referían a que uno de ellos estaba nervioso, “incluso le temblaban las manos”.