Antonio Valín ya es obispo de Tui-Vigo

“A caridade de Cristo úrxenos', este é o lema que escollín para ser voso pastor. Desexo que esto nos mova cun estilo máis evanxélico e comprometido con cada persoa”. Estas fueron las primeras palabras que dirigió Antonio Valín Valdés ya con el anillo, la mitra y el báculo que lo identifican como obispo de Tui-Vigo. En una intervención con agradecimiento especial primero a Dios, a su familia y feligreses, así como al Papa Francisco, los obispos o a la iglesia de Mondoñedo reconoció haber recibido la propuesta con sentimentos encontrados, entre el deseo y la responsabilidad, pero parafraseando a “El Principio”, afirmó, “invítanos alguén a ter unha nova mirada sobre cada un de nós, a mirada que tivo o noso Mestre, que vai sempre máis alá porque ve co corazón”. Declaró vivir con la ilusión de este nuevo envío en su vida e invitó a la comunidad a recuperar la alegría de quien se siente amado. “Este é o momento de soñar; ese novo xeito de mirar co corazón lévanos á urxencia do amor de Deus e a urxencia da caridade, que é a que transformará o mundo, a que o vai salvar”.

Atrás quedó una ceremonia de más de hora y media en la Catedral de Tui, amenizada por la coral de San Telmo, el coro Stella de Panxón, la ensemble vocal Angel Barja, el coro infantil de la Agrupación Musical de O Rosal, dirigidos por el prefecto de música de la catedral, Daniel Goberna.

Estuvo presidida por el arzobispo metropolitano de Santiago, Francisco José Prieto Fernández, quien le recordó “somos ungidos para sanar y enviados para cuidar, nunca somos dueños de nada, ni de nadie, servidores de todos”. Lo asistieron el obispo de León, Luis Ángel de las Heras y por el anuncio apostólico en España, Bernardino Cleopas Auza, quien envió un mensaje del Papa Francisco al obispo ya emérito, Luis Quintero Fiuza, en agradecimiento por su labor, 14 años y medio al frente dela diócesis: “Que el Señor le premie con creces por su labor de misión episcopal”.

El obispo saliente intervino para dar la bienvenida a su sucesor. “En este momento de mi vida, al recibir con profunda alegría a nuestro pastor, siento más que nunca la importancia de la docilidad a la acción divina, el Papa nos repite el peligro de sucumbir a la tentación de poner nuestros planes por encima de los de Dios”.

Con el mandato apostólico, se hizo lectura a las palabras del Papa Francisco, “siervo de los siervos de Dios”, que justificó la elección de Valín por “sus cualidades humanas y sacerdotales, así como por su capacidad de resolución”.

El valor de los símbolos en una ceremonia llena de solemnidad

La ordenación del obispo estuvo llena de símbolos y solemnidad, bajo el olor purificante del incienso. En su presentación se leyó el mandato apostólico y tras prometer nueve veces la voluntad de ejercer el ministerio, finalizando con un “sí quiero, con la ayuda de Dios”, los obispos invitados impusieron sus manos sobre el elegido y el libro de los Evangelios abierto sobre su cabeza, ejemplar que se le entrega como signo de su ministerio profético. A continuación, tuvo lugar la unción de la cabeza con el santo crisma que significa el don del Espíritu Santo y la entrega de los símbolos episcopales: el anillo, por su fidelidad a la Iglesia, esposa de Dios; la mitra, por el deseo de alcanzar la santidad y el báculo, que expresa su función de regir la diócesis de Tui-Vigo. Uno a uno, los obispos volvieron a pasar para abrazar a Valín, tras recibir la invitación a sentarse en la cátedra, que marca la toma de posesión.